AY, AY, AY

Osmán Pérez Freire
(Chileno)
Asómate a la ventana, ay, ay, ay,
paloma del alma mía,
que ya la aurora temprana
nos viene a anunciar el día.

Que ya la aurora temprana ay, ay, ay,
nos viene a anunciar el día.
Asómate que ya viene,
la luz de fresca mañana;
asómate a la ventana, ay, ay, ay,
para que mi alma ¡ay¡ no pene.

Las calles están desiertas,
las brumas vagan perdidas,
están las aves dormidas
y las estrellas despiertas.

Asómate, y si te miro,
mi ardiente amor te confieso,
en los rumores de un beso, ay, ay, ay,
y en el vaivén de un suspiro.

Sabrás que guardo un tesoro
para ti, dentro del pecho,
levántate de tu lecho, ay, ay, ay,
y sabrás cuanto te adoro.

Si alguna vez en tu pecho, ay, ay, ay,
mi cariño no lo abrigas,
engáñalo como a un niño, ay, ay, ay,
pero nunca se lo digas.

(Soñé que el fuego se helaba,
soñé que la nieve ardía,
y por soñar imposibles,
soñé que tú me querías.)

(El amor mío se muere, ay, ay, ay,
y se me muere de frío,
porque en tu pecho de piedra,
tú no quieres darle abrigo.

Porque en tu pecho de piedra, ay, ay, ay,
tú no quieres darle abrigo.)
Ay, ay, ay.