INTRODUCCIÓN


Los juegos de ronda que se cantan en Latinoamérica son originarios de la península ibérica y algunos están inspirados en antiguos romances medievales. También se les llama corros. Se han conservado gracias a la tradición oral y aún se pueden escuchar en escuelas y poblaciones pequeñas. Todos ayudan, por lo menos, en el desarrollo del vocabulario y su pronunciación correcta, en la socialización infantil y en el incremento de la memoria.

Los participantes se toman de la mano formando un círculo y, al compás de la música, caminan rodeando el centro –donde puede haber o no, algún participante. En ocasiones se puede quedar un integrante fuera del aro (el jicotillo en Doña Blanca, el novio en La pájara pinta, la reina o el demonio en El patio de mi casa, etc.,) para entrar cuando el texto indica el cambio de personaje con un guión (—). También pueden formar filas (A la víbora de la mar) o bien un grupo frente a otro (A mo a to, La fuente rota, La torre caída o El Romance de la viudita).

NOTA: Las rondas o corros aquí expuestos son del dominio público, salvo en los últimos tres casos donde se especifica el nombre del autor(a).