IX. ASTRONOMÍA MEXICANA 1930-1950

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BART J. BOK

ENTRE LOS años treinta y cuarenta fui observador y, en parte, un participante en el renacimiento de la astronomía mexicana. En esta ocasión deseo contarles la historia de la manera como yo la vi. Hablaré brevemente sobre las contribuciones hechas por dos mexicanos amigos míos, Luis Enrique Erro y Guillermo Haro, los cuales dominaron el escenario de la astronomía mexicana durante los años que van de 1930 a 1950. Luis Enrique murió de un ataque cardiaco en 1955 a la edad de 58 años y hoy estamos honrando a un sano y vigoroso Guillermo que, esperamos, estará con nosotros durante varias décadas más. Con estos dos astrónomos han trabajado durante el periodo que estamos recordando alrededor de una docena de gente más joven, la mayoría de la cual está presente aquí. Voy a nombrar en especial a dos de ellos, en primer lugar a Carlos Graef Fernández y, en segundo, a Paris Pimi de Recillas. Pero primeramente me gustaría hablar sobre los comienzos de la nueva astronomía mexicana, que se desarrolló bajo el liderazgo de Luis Enrique Erro.

Cuando conocí a Erro, era un diplomático mexicano de origen español, afable y refinado, y un ardiente observador aficionado de estrellas variables. Fue amigo cercano de León Campbell 3 y se le reconocía como uno d------e los miembros más trabajadores de la Asociación Americana de Observadores de Estrellas Variables.

A mediados de los años treinta., Erro era conocido como un importante revolucionario mexicano que, más tarde, habría de ayudar a Lázaro Cárdenas a construir el México nuevo. Diez años antes, a mediados de los años veinte, Erro tuvo que exiliarse en Cuba, desde donde dirigía el contrabando de armas hacia Veracruz, apoyando de esta manera a la Revolución mexicana, que estaba entonces en su fase armada. Después de terminada la etapa violenta de la Revolución, regresó a México, ocupando varios cargos dentro del gobierno. Durante el mandato del presidente Cárdenas llegó a ser asesor presidencial, y ocupó este puesto desde 1935 hasta 1955. En la historia de México siempre será recordada su actuación como diputado (1933-1934), desde la cual intervino muy directamente en la radicalización del Artículo 3° de la Constitución Política Mexicana. Este artículo, donde se establece que la educación primaria es obligatoria, gratuita y laica, está basado en la separación entre Estado e Iglesia.

Erro sufría de una dolencia que lo limitaba de manera severa: la sordera. Al presidente Cárdenas le preocupaba mucho esto y, en parte para ayudar a Erro a obtener el mejor aparato auditivo que en aquel entonces fuera posible comprar, lo nombró su embajador en Francia. En París, Erro pudo conseguir un buen aparato auditivo y era éste el que usaba cuando lo conocí en el observatorio de la Universidad de Harvard.

Existe una simpática historia sobre su aparato auditivo. Uno similar era usado por Annie J. Cannon, famosa por haber participado en la preparación del Catálogo estelar de Henry Draper. Durante las fiestas que se daban en la residencia Shapley en el observatorio de Harvard, tanto Erro como Annie Cannon oían, cada vez que se acercaban, silbidos en sus aparatos. Fue un intercambio clásico basado en un fenómeno de inducción en acción. Pero mientras esto no se aclaró, la señorita Cannon no creía que fuera muy correcto que ese guapo y esbelto diplomático mexicano de bigote le estuviera silbando constantemente durante la fiesta.

En los comienzos de nuestra amistad, Erro me había platicado sobre el crítico encuentro entre él y Cárdenas, y el significado que tuvo para el futuro de la astronomía en México. El presidente sintió que había llegado la hora de recompensar a Erro por los servicios prestados a la revolución y al joven gobierno revolucionario. Así que le preguntó a Luis Enrique qué era lo que deseaba para sí mismo. La respuesta fue: "Un observatorio nacional para México". Cárdenas estuvo de acuerdo, pero le preguntó de inmediato a Erro de qué manera pensaba llevar a cabo este propósito si en el país no se contaba con experiencias técnicas y sólo había un observatorio, el de Tacubaya, dirigido por Joaquín Gallo. 4 Las principales actividades del observatorio de Tacubaya eran cronometrar la hora para México, completar la preparación de la zona mexicana para la Carta del cielo, el catálogo astrográfico y publicar un Anuario. Erro le contestó que contaba con buenos contactos en el Observatorio de Harvard, donde había llegado a conocer, a través de Leon Campbell y la AAVSO, al gran Harlow Shapley. De esta manera, Erro llegó al observatorio de Harvard, primero en 1939 solo, y después en 1940 con su colaborador Carlos Graef. En el observatorio de Harvard, Shapley había organizado varias reuniones informales a las cuales fueron invitados Cecilia Payne-Gaposchkin, Fred Whipple, Donald Menzel, George Dimitroff y yo, y fue allí donde surgió, poco a poco el plan básico que condujo más tarde a la fundación del observatorio de Tonantzintla.

Durante el par de años que había transcurrido desde la conversación entre Erro y Cárdenas, en México se habían producido varios cambios. Cárdenas había nacionalizado la industria petrolera y la revolución social de México, alcanzando ésta así su mayoría de edad. En la sucesión planeada de presidentes mexicanos, Cárdenas fue sucedido por Manuel Ávila Camacho, nativo del estado de Puebla y amigo por muchos años de Erro. También Ávila Camacho se expresó muy en favor del plan de Erro, pero insistió en que el nuevo observatorio fuese construido en el estado de Puebla. En este propósito lo apoyaba enérgicamente el médico Gonzalo Bautista, competente gobernador de Puebla. Fue lástima que Bautista muriera tan joven, ya que tenía madera para llegar a presidente. 5

Tras consultar con Ávila Camacho y Bautista, Erro eligió un cerro cercano a Tonantzintla, aproximadamente a 13 km de la ciudad de Puebla, como el sitio indicado. En este tiempo era un sitio excelente, pero diez años después la contaminación luminosa y de polvo industrial había cobrado su tributo y el lugar se convirtió, en el mejor de los casos, en mediocre. Desde el cerro del observatorio uno tiene una magnífica vista del Popocatéped y el Iztaccíhuatl, del Paso de Cortés, de la pirámide de Cholula y de la montaña de la Malinche. También se tiene una vista panorámica del valle de Cholula con sus 366 iglesias —una para cada día del año y una extra para los años bisiestos—.4 El observatorio de Tonantzintla, que alberga actualmente la sede del Instituto Nacional de Astronomía, Óptica y Electrónica (INAOE), dirigido por Haro, así como el reflector de un metro de diámetro y el antiguo refractor de la Carta del cielo (operados por el Instituto de Astronomía de la UNAM), ya no es lugar apropiado para montar nuevos telescopios. Partiendo de Puebla, el observatorio es fácil de encontrar. Se toma la carretera panamericana hacia Atlixco, se da vuelta a la derecha en Tonantzintla, donde pronto se llega a la avenida Annie J. Cannon, la cual conduce a uno directamente al observatorio. El lugar bien vale la pena de ser visitado.

Al principio de los años cuarenta viajé al observatorio de Tonantzintla dos veces: una vez en agosto de 1941, cuando la construcción se hallaba en plena marcha, y otra vez en febrero de 1942, durante la ceremonia de inauguración, ¡sólo unas semanas después de Pearl Harbor!




Figura 1. 17 de Febrero de 1942; el presidente Manuel Ávila Camacho inaugura el Observatorio Astrofísico Nacional instalado en Tonantzintla, Puebla.

Puede ser de interés hacer notar aquí que el vicepresidente de Estados Unidos, Henry Wallace, envió un mensaje a Harlow Shapley diciéndole que complacería al presidente Franklin D. Roosevelt que los astrónomos estadounidenses aceptaran la invitación a la ceremonia de inauguración hubiera o no guerra.

El presidente Ávila Camacho nombró a Erro director del nuevo observatorio. Aquél, por su parte, designó a Carlos Graef director asistente. Graef, que posee el grado de doctor en matemáticas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), había sido alumno en el MIT de Manuel Sandoval Vallarta, el bien conocido físico mexicano especialista en rayos cósmicos, ya fallecido. Los profesores Escalante, Urquijo Alba y Recillas fueron los primeros miembros integrantes del personal de Tonantzintla. Juan Presno fungió como bibliotecario y administrador.




Figura 2. Luis Enrique Erro (primera fila, extrema derecha) y algunas personalidades invitadas a la ceremonia de inauguración del Observatorio Astrofísico Nacional instalado en Tonantzintla, Puebla.

Los instrumentos principales del nuevo observatorio comprendían un reflector Schmidt 27-31, óptica de Perkin-Elmer y mecánica del taller del observatorio de Harvard. No fue asunto fácil terminar un telescopio cuando se iniciaba la movilización general que siguió a la entrada de Estados Unidos en la segunda Guerra Mundial, pero se logró —y además con gran prontitud—. El nuevo telescopio tenía algunos defectos que no detuvieron su operación, pues pudieron ser corregidos después de terminada la guerra en 1945. La adición de mayor importancia hecha al telescopio posteriormente fue la adquisición de un prisma objetivo de ángulo de 4º que ofreció nuevas oportunidades de investigación durante la dirección de Haro.

Para completar el equipo original de telescopios del observatorio se compraron un refractor visual de 12 pulgadas y varias cámaras de 3-5 pulgadas de la variedad de patrullaje usadas en Harvard. Al principio, las investigaciones consistieron principalmente en hacer estudios de los colores estelares, de las magnitudes y espectros de la Vía Láctea austral. Más tarde se efectuaron estudios solares. El trabajo inicial de investigación recayó en ciertos campos de las constelaciones Puppis y Vela, de la región del centro de la galaxia y del polo galáctico Sur. Se han llevado a cabo esfuerzos heroicos para explorar más al sur, pero desde la latitud 19ºN las oportunidades de fotografiar la estrella Carina, la constelación de la Cruz del Sur y las Nubes de Magallanes son muy limitadas.

La inauguración del observatorio de Tonantzintla (17 de febrero de 1942) fue todo un acontecimiento. El presidente Ávila Camacho y el gobernador Bautista —y Erro sobre todo— hicieron los honores. Más de mil personas se reunieron, entre ellas altos funcionarios del gobierno, soldados y hombres de negocios sin olvidar la prensa. Además, se encontraban presentes alrededor de 30 prominentes astrónomos estadounidenses y canadienses y también prácticamente todos los astrónomos profesionales o aficionados de México. A causa de la guerra no pudieron asistir los astrónomos de la URSS y de otros países europeos.

El nacimiento y la inauguración del observatorio de Tonantzintla están relatados minuciosamente en los informes escritos por Mayall (1942), Menzel (1942), Payne-Gaposchkin (1942) y Bok (1941).

Con alegría especial recuerdo un incidente de la inauguración. Un gran número de personas importantes se había reunido en el edificio donde estaba colocado el reflector tipo Schmidt para presenciar cómo el presidente Ávila Camacho y el gobernador Bautista oprimían los botones para hacer mover el telescopio. Yo me quedé atrás con el resto del grupo oficial, cuando entró, en tropel, un gran número de campesinos de Tonantzintla y sus alrededores, vestidos con sus trajes de manta blanca. Me saludaron, y uno de ellos dijo con orgullo: "Señor profesor, éste es nuestro telescopio."

Después de la inauguración tuvo lugar la Conferencia Científica Interamericana, que comenzó en la Universidad de Puebla y siguió en la Universidad Nacional Autónoma de México, que en aquel entonces se encontraba en el corazón de la ciudad de México. Un informe publicado en Sky and Telescope y escrito por Payne-Gaposchkin cubre esta fase del gran recorrido, que terminó con nuestra visita a la Universidad de Morelia, donde fueron conferidos cuatro grados honorarios: los recipientes fueron Sandoval Vallarta, H. N. Russell, W. S. Adams y H. Shapley.

Pasados los días de la inauguración y de la conferencia, Erro se puso a trabajar en la edificación de la astronomía y la astrofísica modernas de México. Los primeros años no fueron nada fáciles: el director pensó que algunos de los mejores físicos pasarían gustosamente a Tonantzintla para convertirse en astrofísicos, mas no resultó de la manera como fue planeado. La historia ha sido contada bella y comprensivamente en un ensayo intitulado Luis Enrique Erro and the Dawn of Astrophysics in Mexico, escrito por Paris Pimi. Paris se encontraba presente en la inauguración y se había unido al personal del observatorio de Tonantzintla unas semanas antes. Cuando escribió su historia, Erro ya había fallecido y ella trabajaba en la Universidad de México, donde actualmente es uno de los miembros más prominentes del grupo de astronomía, y recientemente se la nombró investigadora emérita.

Sin embargo, Erro pudo persuadir a Agustín Prieto, Octavio Cano y Luis Rivera Terrazas de venir a Tonantzintla —los tres, hombres muy capaces— y, además, había reclutado a un joven, Guillermo Haro. Conocí a Haro en la ciudad de México bajo circunstancias que él quizá ya olvidó. Estudiante recientemente graduado de la Facultad de Filosofía de la Universidad de México, llegó a ser por un tiempo reportero del diario Excélsior de esa capital. Erro me indicó que había hecho arreglos para que Haro me entrevistara y así fue como Haro y yo nos conocimos. Haro aceptó la oferta de Erro. En 1943 Haro viajó a Harvard con una beca especial y se quedó allí alrededor de un año, principalmente con el fin de familiarizarse con la variedad de telescopios de la estación de Oak Ridge. Para mí (y para Priscilla, mi esposa, y nuestros hijos) fue un año muy grato, ya que todos llegamos a conocer muy bien a Guillermo. Su primer artículo científico lo escribió durante el tiempo de su estadía en Harvard (Haro, 1944). Desde un principio, Guillermo mostró un gran interés en el descubrimiento de estrellas débiles muy rojas o muy azules. Al principio aplicó en nuestro refractor Ross de 8 pulgadas el método de descubrimiento Tikhov (véase Astron. Nachr, 218, 145, 1922). El lente del refractor de 8 pulgadas tenía una curva de color con pendiente apropiada a ese trabajo. Más adelante, pasó a placas de imagen múltiples, expuestas a través de tres filtros sucesivos sobre emisiones 103a e IN. Su pericia y perseverancia en descubrir objetos luminosos extremadamente débiles produjeron ya resultados durante su larga estadía en Harvard. Estos persisten hasta el presente y le han traído gran fama como observador y descubridor a través de los últimos 40 años.

Carlos Graef, un matemático y físico de corazón, no llegó a sentirse en el observatorio de Tonantzintla realmente como en su casa. Decidió regresar a la física y a la ciudad de México. Después de su partida, Guillermo Haro se convirtió en la mano derecha de Erro. Los contactos con la Universidad de México se hicieron gradualmente más estrechos y, en 1948, el rector de la Universidad nombró a Haro director para que se encargara de la reorganización del observatorio de Tacubaya. Joaquín Gallo se había jubilado en 1946 y se le había nombrado director emérito. Fue Guillermo Haro quien se ocupó de que los jóvenes y prometedores astrónomos mexicanos fuesen a las mejores universidades extranjeras a obtener su doctorado. Y fue él quien dirigió la búsqueda del sitio para el nuevo Observatorio Astronómico Nacional, que finalmente quedó instalado en la sierra de San Pedro Mártir, en Baja California.

Desde 1953 hasta el presente, Haro ha producido un verdadero torrente de artículos científicos. Para esta ocasión, Manuel Peimbert presentó un resumen de las contribuciones de Haro a la ciencia y yo no intento duplicar el esfuerzo de Manuel. Creo suficiente decir que el nombre de Guillermo se halla firmemente asentado en los anales de la astronomía. Los objetos Herbig-Haro y una clase de galaxias azules llevan su nombre. Uno piensa en él, y en el de mis buenos amigos del observatorio de Byurakan, cuando se refiere a las estrellas ráfagas. La inteligente y perspicaz perseverancia de Haro lo ha llevado al descubrimiento de estrellas azules cerca de los polos galácticos, de nuevas nebulosas planetarias y de estrellas de alta luminosidad. Su colaboración con gente como Braulio Iriarte y Enrique Chavira ha producido varias listas de novas, supernovas y objetos de líneas de emisión. Guillermo, junto con Eugenio Mendoza, fue directamente responsable de traer la astronomía infrarroja a México. En suma, hizo avanzar nuestros horizontes galácticos y extragalácticos.

Para concluir mi historia sobre Guillermo Haro, quisiera hacer por lo menos una breve referencia a su larga lista de grados honoríficos y premios. Mencionaré aquí únicamente dos premios —uno muy bien conocido, el otro pocas veces mencionado—. El primero se refiere a su labor, de 1961 de 1967, como primer vicepresidente latinoamericano de la Unión Astronómica Internacional (IAU), un reconocimiento de alcance mundial a sus logros científicos. Señalaré que en agosto pasado, en Patras, Grecia, Manuel Peimbert fue elegido como el tercer vicepresidente latinoamericano de la IAU. Y además, todavía le estoy muy agradecido a mi amigo Jason Nassau, hace mucho tiempo fallecido, por haber gestionado un doctorado honoris causa que le fue otorgado a Guillermo Haro por la Case Western University.

El joven revolucionario que años atrás, en 1941, me entrevistó para Excélsior ha llegado seguramente lejos. Nunca pensé que él y yo veríamos el día en el que sería considerado el decano de los astrónomos mexicanos.

BIBLIOGRAFÍA

Bok, B., "Mexico's New National Observatory", Sky and Telescope, Vol. 1, núm. 2, 3-4, 1941.

Haro, G., Proceedings of the National Academy of Science, vol. 30, 247, 1944.

Mayall, N. U., "Mexico Dedicates a New Observatory", Publications of the Astronomical Society of the Pacific, vol. 54, núm. 319, 117-122, 1942.

Menzel. D. H., "Sojourn in Mexico", Sky and Telescope, vol. 1 núm. 7, 3-5, 1942.

Payne-Gaposchkin, C. H., 1942, Sky and Telescope, vol. 1, núm. 6.

P. Pimi, "Luis Enrique Erro and the Dawn of Astrophysics in Mexico", en prensa.

Traducción de Jana Banda.
Discurso pronunciado el viernes 25 de febrero de 1983, en la cena del Simposio Científico Internacional celebrado en honor de Guillermo Haro.
Leon Campbell, astrónomo del Observatorio de Harvard, fundó y organizó en 1911 una organización de astrónomos aficionados para el estudio de estrellas variables, llamada desde entonces American Association of Variable Star Observers (AAVSO).
Véase el trabajo de Joaquín Gallo Sarlat en este mismo volumen.
En realidad no hay 366 iglesias; además, muchas de estas construcciones son capillas que sólo se usan eventualmente para el culto.