EPÍLOGO

Los fenómenos estudiados nos han demostrado la importancia que tiene la energía contenida en el interior de la Tierra, no sólo como una fuente alterna de energía, sino como el motor que genera los fenómenos geológicos que a través de millones de años han hecho de su superficie lo que hoy podemos observar: cadenas montañosas, valles, volcanes, etc. Pero además, muchas de las riquezas que la Tierra contiene están relacionadas directa o indirectamente con este calor.

Es por eso que a lo largo del libro se ha tratado de enfatizar la importancia del estudio de la energía térmica de la Tierra y los fenómenos asociados con ella. Para esto se han descrito las manifestaciones termales superficiales y se les ha relacionado con los procesos internos. También se ha tratado de establecer su relación con algunos tipos de recursos naturales, como son los depósitos minerales y los campos geotérmicos, de los cuales estos últimos están siendo apenas reconocidos como una fuente alterna de energía. Pero no debe pensarse que el estudio del calor de la Tierra tiene que enfocarse solamente a la explotación de esta forma de energía, sino que debe tratarse como una parte esencial en el conocimiento del planeta en que vivimos.

Podrían también presentarse cuadros apocalípticos donde se vaticinaran los resultados que tendría sobre la vida el agotamiento del calor contenido en el interior de la Tierra. Sin duda llegará el día en que la Tierra se enfríe completamente, pero de acuerdo con las pérdidas de calor observadas en la actualidad, y de continuar éstas en la misma manera, aún faltan muchos millones de años para ello. En este punto es preferible tener una visión optimista y pensar que para ese entonces la humanidad se habrá desarrollado lo suficiente para resolver este problema junto con muchos otros que hasta hoy parecen insolubles, incluyendo el de la convivencia pacífica.