IX. PERSPECTIVAS PRESENTES Y FUTURAS DE MÉXICO DENTRO DEL CONTEXTO MUNDIAL, EN LA INVESTIGACIÓN DEL MAR Y SUS RECURSOS

EN LAS últimas décadas, los países industrial y económicamente desarrollados se han interesado por el mar y sus recursos dentro de su búsqueda por mantener su nivel mundial de superpotencias. Por esta razón, los países en vías de desarrollo defienden su posición de expander su soberanía mediante la extensión de su mar territorial hasta 12 millas náuticas a partir de la costa y la zona contigua otras 12 millas náuticas del límite externo del mar territorial. Los países en vías de desarrollo exigieron contar con una extensión de 200 millas náuticas desde la línea de costa hacia mar adentro y considerarla como su ZEE (Figura 37).

Por otro lado, los países industrializados deseaban reducir los límites mencionados hasta tres millas, como propuso en 1945 el entonces presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman, quien además pugnó por mayores libertades para explotar los recursos del mar, de acuerdo con la capacidad científica y tecnológica de cada país. Debido a esta discrepancia de intereses se llevó a cabo la primera conferencia sobre la Ley del Mar, convocada por la Organización de las Naciones Unidas en Ginebra en 1958. En ella se contemplaron cuatro acuerdos: 1) límites geográficos del mar territorial y de la zona contigua; 2) definición de la libertad que debería haber en aguas internacionales; 3) definición de la libertad de pesca y conservación de los recursos vivos; y 4) derechos de los países en la plataforma continental para explorar y explotar los recursos vivos y no vivos. En 1960 se llevó a cabo una segunda conferencia, en la que se discutieron las extensiones del mar territorial y de la zona contigua.

En 1970, el embajador de Malta, Arvia Pardo, propuso que el fondo oceánico debería ser una "herencia común para la humanidad"; por esta idea se le considera el padre de la nueva Ley del Mar.

Figura 37. Extensión de la ZEE, del mar territorial y de la zona contigua, según el acuerdo tomado por las Naciones Unidas en 1982, en la Tercera Conferencia sobre la Ley del Mar (UNCLOS III),con el espíritu de que todos los países gozaran equitativamente de los recursos del resto del mar como patrimonio de la humanidad.


No fue sino hasta 1982 cuando las Naciones Unidas convocaron a la Tercera Conferencia sobre la Ley del Mar (UNCLOS III), con el propósito de que todos los países, ya sea en vías de desarrollo o desarrollados, gozaran equitativamente de los recursos del mar. Con esta idea se establecieron las siguientes reglamentaciones: 1) la extensión del mar territorial de cada país que colinda con el mar es de 12 millas náuticas a partir de la línea de costa; 2) la extensión de la zona contigua es de 12 millas náuticas a partir de las 12 millas del mar territorial; 3) la extensión de la ZEE es de 200 millas náuticas a partir de la línea de costa; 4) más allá de las 200 millas, la zona es internacional y se llama el área. Esta zona ha sido declarada propiedad de toda la humanidad y la vigilancia de sus recursos naturales queda bajo la responsabilidad de la Autoridad sobre el fondo oceánico, que es una comisión especial internacional de las Naciones Unidas y la Empresa, que es un organismo de la Autoridad, encargado de explorar y explotar los recursos del fondo oceánico para beneficio común internacional,

Naturalmente que algunos de los países desarrollados —como los Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido— no firmaron el convenio, puesto que entre 1973 y 1976 habían invertido muchos millones de dólares a través de cuatro grandes consorcios internacionales formados por grupos industriales de Estados Unidos, Europa y Japón, que van a la vanguardia en el desarrollo de alta tecnología en las áreas de la minería y el petróleo.

Estos consorcios sabían del potencial económico de la zona de las fracturas de Clarion y Clipperton en el Océano Pacífico. Los estudios exploratorios y las técnicas de explotación y procesamiento tuvieron éxito. Los nódulos de manganeso se colectaron, en forma experimental, a profundidades del orden de 5 500 metros y empezó a prepararse la estrategia para extraerlos comercialmente (Figura 36).

En 1980 y 1981 hubo un descenso en la economía mundial y también en el valor de los metales que, aunado a la inconformidad de los consorcios mencionados por las negociaciones preparatorias que se llevaban a cabo sobre las recomendaciones de la nueva Ley del Mar, particularmente la que se refiere a la transferencia de tecnología de los grupos industriales a la Empresa de las Naciones Unidas, desalentaron a estos consorcios y los llevaron a interrumpir las actividades anteriormente mencionadas sobre la extracción y comercialización de los metales contenidos en los nódulos de manganeso de aquella región. No obstante, otros países sí aceptaron los lineamientos señalados, que serían oficialmente propuestos en la Tercera Conferencia sobre la Ley del Mar, celebrada el 7 de diciembre de 1982. Estos países son: Francia, Japón, la entonces Unión Soviética y la India. Los tres primeros ya tenían un gran avance en la exploración y colecta de los nódulos: Francia realizó una exploración sistemática en el Pacífico sur entre 1971 y 1974, y posteriormente en el Pacífico norte. Japón, por otro lado, realizó exploraciones con éxito en las porciones occidental y central del Océano Pacífico. La entonces Unión Soviética llevó a cabo en 1971 el proyecto de investigación de los mares profundos u océanos, y utilización de sus recursos naturales. En 1972, además de Rusia, participaron en este proyecto Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Alemania Democrática y Polonia y posteriormente se unieron Rumania y Cuba. Entre 1973 y 1986 se colectaron nódulos de manganeso en varias partes del Océano Pacífico, principalmente en el área comprendida entre las fracturas oceánicas de Clipperton y Clarion (Figura 36).

La India se interesó en los nódulos de manganeso desde 1960, y entre 1978 y 1980 publicó diversos informes sobre sus resultados; de 1982 a 1985 inventarió la parte central del Océano Índico, apoyada por su Instituto Nacional de Oceanografía, y reportó la existencia de abundantes nódulos en el fondo oceánico a 5 500 metros de profundidad. En el campo de la metalurgia, el país ha tenido buenos avances: creó un Centro de Ingeniería Oceánica y está proponiendo establecer otro Centro Regional de Investigación y de Desarrollo Tecnológico de Excelencia.

Los cuatro países en mención: Francia, Japón, Rusia y la India, solicitaron su ingreso como inversionistas pioneros desde 1984; sin embargo, no fue sino hasta diciembre de 1987 cuando los tres primeros obtuvieron el reconocimiento oficial, debido a que las áreas de interés por explotar estaban traslapadas por varios países pese a que, entre otras condiciones, está el evitar esta situación para poder ser considerados como inversionistas. La India por su parte no tuvo esa dificultad, y con la infraestructura científica y tecnológica con que cuenta le bastó para ser reconocida como inversionista pionero en el mes de agosto de 1987.

También existen otros países a quienes se les considera inversionistas pioneros potenciales, puesto que en estos últimos años han invertido sumas considerables de dinero, además de que han desarrollado técnicas de exploración, explotación y procesamiento; así que en pocos años podrán solicitar su ingreso a la Empresa de la Ley del Mar. Entre los países con mayores perspectivas inmediatas figuran China, Corea del Sur, la nueva República de Alemania, Noruega y Finlandia.

Sin embargo, aun los países en vías de desarrollo como Colombia y Brasil han hecho gestiones como inversionistas potenciales, si bien todavía les queda un gran trecho por recorrer para lograrlo. Por esta razón, entre otras, a la India y a China se les denomina "superpotencias del Tercer Mundo".

Todos los países interesados en los nódulos de manganeso —para obtener níquel, cobalto, cobre y manganeso, en un futuro cercano— también piensan recuperar los nódulos de zinc, vanadio y molibdeno. Estos nódulos se encuentran sobre el fondo marino, siendo los más enriquecidos en metales los que se forman entre los 4 000 y 5 000 m de profundidad, si bien hay otros que se forman en ambientes someros y aun en el continente durante la actividad volcánica. Las áreas con poca sedimentación evitan la dilución de los iones metálicos, y en las zonas cercanas a una dorsal oceánica activa, las fracturas permiten la circulación controlada de soluciones enriquecidas de iones metálicos, algunas de las cuales logran alcanzar las profundidades abisales. Las corrientes del fondo deben ser lo suficientemente oxigenadas para inducir la precipitación del níquel y del cobre, evitando a la vez la rápida formación de manganeso.

No obstante que se ha hablado mucho de los nódulos de manganeso como fuentes de metales estratégicos, no son éstos los únicos; también hay depósitos de sulfuros y costras cobaltíferas.

Los depósitos de sulfuros están asociados con ventilas hidrotermales o chimeneas hidrotermales. En 1978, con el submarino francés Cyana se descubrieron depósitos de sulfuros polimetálicos asociados con chimeneas hidrotermales inactivas en la Dorsal o Cordillera Oceánica del Pacífico oriental, en la porción mexicana del sur del Golfo de California. En 1979, con el submarino estadunidense Alvin se localizaron sulfuros polimetálicos en chimeneas hidrotermales activas, en el mismo lugar explorado por el Cyana en la década de los ochenta. Aún más, en la Cuenca de Guaymas, en la porción central del mismo golfo, también hay depósitos de sulfuros polimetálicos. Los sulfuros contienen zinc, cobre, plomo, oro, plata y otros minerales también de interés económico, como cobalto, cadmio y cesio. Las chimeneas que expulsan partículas metalíferas se encuentran cerca del eje de las dorsales y tienen un espesor de sedimentos casi nulo. En otros casos, también están asociadas a fallas de transformación que cruzan transversalmente las dorsales oceánicas, como sucede al norte de la Cuenca Fiji, en Japón. Aquí se encontraron, según cálculos realizados, varios millones de toneladas de depósitos ricos en cobre y zinc al igual que en la cordillera norte del Océano Atlántico, durante la expedición oceanográfica del proyecto de colaboración franco-estadunidense Famous en 1978.

Otros sulfuros también se encuentran en las crestas de las dorsales, en donde existe una tasa de sedimentación considerable debido a su cercanía con el borde continental, como en el Golfo de California y en Juan de Fuca en el Pacífico, situado en el mar adyacente a la parte continental noroccidental de Estados Unidos. Estos depósitos están enriquecidos con zinc, plomo y arsénico. En las montañas submarinas de origen volcánico situadas en el eje de las dorsales, como en el caso también de Juan de Fuca, hay volúmenes importantes de sulfuros y presencia de metales como plata y oro, además de zinc. En las cuencas adyacentes a los arcos volcánicos como las Marianas, las Fiji y Lau, en el Pacífico, se colectaron en 1988 sedimentos con polimetálicos asociados con hidrotermalismo de temperaturas mayores a los 400°C, enriquecidos con sulfato de bario. En los arcos volcánicos separados del continente por el mar, como en la isla de Okinawa, los sulfuros están caracterizados por sus altas concentraciones de cobre, plata y oro.

Como se observa, las zonas de la corteza oceánica altamente activas son zonas de debilidad en las que se expulsan metales de alto valor económico, con gran demanda y en volúmenes considerables, por lo que resultan atractivos como reserva potencial para el siglo venidero.

Otras concentraciones metalíferas importantes son las costras cobaltíferas que se encuentran en las paredes interiores y exteriores de los atolones sumergidos conocidos como guyots (Figura 26). Estas costras fueron reportadas desde 1965 y un grupo de investigadores franceses halló ejemplos de ellas entre 1 000 y 2 000 metros de profundidad en 1970, en la Polinesia Francesa. Las costras metalíferas revelaron una alta concentración de cobalto (1 a 1.5%) y de platino, con valores muy atractivos.

En las paredes externas de los atolones —islas volcánicas con crecimiento coralino alrededor de la misma— la precipitación del cobalto es de origen hidrogenético en las zonas de oxígeno mínimo. El cobalto en estos lugares puede alcanzar una concentración de hasta un 2.5%. En las partes internas del atolón, el enriquecimiento es menor y su origen se asocia con la actividad hidrotermal del volcán.

Los países industrializados cuentan con la suficiente tecnología, como ya se ha dicho, para explorar los fondos oceánicos y localizar los minerales del mar. Las técnicas para la fase de extracción de los mismos se están perfeccionando actualmente con el fin de alcanzar una capacidad de extracción mayor de 3 000 000 de toneladas por día para que resulte económicamente rentable. En la fase de explotación, el transporte y el procesamiento serán problemas menores, puesto que se usarán los tradicionales y se irán perfeccionando de acuerdo con la experiencia que se vaya adquiriendo. De todas estas fases, la más delicada y la menos avanzada es la de la extracción, sencillamente porque además del bajo volumen que se obtiene por día en la actualidad, el grado de contaminación de la columna de agua y del ecosistema puede tener gran impacto ambiental.

La zona del Océano Pacífico situada entre las fracturas Clarion y Clipperton será explotada durante la presente década o en la primera del siglo XXI. Están en programa 10 proyectos para ser desarrollados casi simultáneamente, los cuales cubren áreas de 50 000 a 160 000 kilómetros cuadrados cada uno. El fondo oceánico, al ser dragado, destruirá la fauna bentónica que, aunque escasa, no deja de ser importante. Sin embargo, cuando la carga mineral se extraiga hacia la superficie, se derramará un volumen de sedimentos durante su acarreo a la superficie, y si el valor de los metales es atractivo, se espera que la extracción sea de alrededor de 5 500 toneladas por día, con una pérdida por derrame de 2 200 toneladas de sólidos. Los sedimentos derramados crearán una turbiedad en el agua que puede implicar una columna densa de lodos, la cual podría cubrir, de acuerdo con los cálculos, unas 50 millas náuticas; la columna turbia permanecerá cuando menos una semana si se suspende la extracción del mineral, lo cual es conveniente desde el punto de vista económico. Por otro lado, se espera que el procesamiento metalúrgico primario se realice a bordo de los buques, por lo que el desecho industrial podría también arrojarse al mar.

Estas actividades que se mencionan traen consigo varias consecuencias:

1) Los desechos químicos envenenan la flora y la fauna marinas.

2) La ausencia de luz por la turbiedad del agua, provocada por los productos arrojados al mar, también aniquilará a todos los organismos. La fauna mayor que se nutre de los microorganismos migrará o morirá

3) Las dragas en el fondo del mar afectarán a la fauna del fondo oceánico y sus moradas.

4) La columna de sedimentos en difusión afectará temporalmente al agua marina y se reducirá el oxígeno disuelto en la misma.

Como vemos, se espera que el impacto sobre el ambiente sea considerable, aunque el daño y las consecuencias a mediano y largo plazo son aún impredecibles.

Los primeros proyectos que se lleven a cabo serán de suma importancia, porque la capacidad económica y las necesidades sociales de los países indican que ya es oportuno buscar otras posibilidades en el mar. No obstante, los problemas técnicos de explotación y de procesamiento no están lo suficientemente solucionados y perfeccionados como para evitar, en forma eficiente, los graves daños a la ecología marina. Por fortuna, la sociedad está ampliando su conciencia colectiva para preservar el medio ambiente y, en respuesta, la tecnología está avanzando a pasos agigantados para evitar el deterioro ecológico irracional. De este modo, para las primeras décadas del siglo XXI, muchos de los problemas de nuestros días, aparentemente de difícil solución, serán parte de esa historia en el futuro cercano.

Considerando el potencial marino con que cuentan México y otros países en vías de desarrollo, es indispensable dejar el papel de espectador y adoptar, a través de la participación y la proyección oportunas, un papel activo mediante acciones efectivas e inmediatas como la creación de centros regionales y subregionales especializados en la ciencia y la tecnología marinas y el fortalecimiento de los ya existentes. En estos centros de alto nivel o de nivel especializado se deberán preparar recursos humanos que aspiren a la excelencia, puesto que ellos son el recurso más valioso de cualquier país para planificar el futuro.

Como resultado de los conocimientos sobre el mar que se adquieran a un nivel internacional, deberán seleccionarse cuidadosamente y jerarquizarse las nuevas tecnologías que existan en los países avanzados. No sólo para adoptarlas, sino para perfeccionarlas y adaptarlas a las necesidades de nuestro país.

La Comunidad Económica Europea ha identificado las ramas de la alta tecnología que requiere el mundo moderno dentro de la Nueva Revolución Industrial y que para los países en vías de desarrollo no están del todo claras o completas.

Ese organismo propone como necesarios e indispensables los adelantos en los siguientes campos: robótica, biotecnología e ingeniería genética, tecnología láser, tecnología ambiental, tecnología en informática y en comunicación, nuevos materiales y eficiencia en el transporte. Por otro lado, los países industrializados continúan desarrollando, además de las disciplinas mencionadas, la microelectrónica y las tecnologías marina y espacial.

Estas actividades y otras deberán adoptarlas los países en vías de desarrollo, pero no como observadores, agentes de servicio o maquiladores: deberán aprenderlas y perfeccionarlas de acuerdo con las necesidades propias y mostrando su capacidad creativa. El mundo moderno reclama la calidad de los seres humanos y no solamente su cantidad, así que no se debe dejar pasar la oportunidad de que la tecnología y la ciencia se utilicen para enaltecer y reafirmar los valores humanos sin renunciar a la existencia misma del ser humano como tal.

Dentro del sistema internacional, los países en vías de desarrollo tienen la categoría de subsistemas. Como resultado de la Nueva Revolución Industrial, sus posibilidades para mejorar social y económicamente se verán reducidas si no participan en programas de colaboración con los países avanzados. No obstante, deberán cuidarse muy bien de que haya equidad en las negociaciones, ya que, de no hacerlo, corren riesgos por al menos tres causas: 1) históricamente, a los países en vías de desarrollo se les ha dado el trato de suministradores de materias primas, 2) históricamente, también, se les ha considerado consumidores de productos manufacturados por los países industriales, y 3) la adquisición de alta tecnología conlleva la automatización, que en un país no planificado produce desempleo masivo.

A través de la historia, los países productores exclusivamente de materias primas nunca han salido del subdesarrollo socioeconómico. Por ello es necesario que, además de contar con ese patrimonio natural, se industrialicen a través de la innovación y la expansión comercial, por medio de convenios con empresas nacionales e internacionales y empresas-gobierno que disminuyan o distribuyan el riesgo de inversión.

Un país es innovador cuando crea un proceso nuevo, un producto o instrumento de aplicación técnica o científica, un material o una nueva forma de organización. Pero además de innovador, debe ser altamente competitivo en el propio país y en el mercado internacional, por lo que también se requiere que lo creado se perfeccione continuamente, que se comercialice, se optimice y se expanda.

En síntesis, México cuenta con grandes posibilidades de desarrollo debido al alto potencial de sus recursos naturales; sin embargo, como ya se mencionó, esto no es suficiente: se requiere de técnicos y científicos altamente especializados en las herramientas y equipos más modernos de la actualidad, a efecto de que puedan desarrollar su capacidad creativa para localizar, inventariar, extraer, procesar, comercializar, optimizar y expander los recursos no vivos que nuestros mares nos ofrecen. Es fundamental que los ecosistemas no sean depredados ya que, como sabiamente lo expresó el maestro emérito universitario doctor Raúl Cervantes Ahumada, en su libro Derecho marítimo: "En sus remotos orígenes, la vida nació del mar; en el dramático momento de su madurez histórica, ¡el hombre vuelve hacia el mar para buscar la vida!"

ESCALA GENERALIZADA DE TIEMPO GEOLÓGICO (Sociedad Geológica de América, 1983)