PRÓLOGO

Nuestro planeta ha sido objeto de innumerables especulaciones y estudios desde las primeras épocas de la humanidad. En la antigüedad, los filósofos de la naturaleza se plantearon los problemas de conocer su forma y dimensión y ya en el siglo III a.C. se obtuvo una cifra estimada para esta última. Andando el tiempo el hombre se cuestionó sobre el origen y edad de la Tierra y en los últimos siglos sobre su composición y estructura interna.

Pero si las preguntas sobre el planeta se plantearon desde tiempos remotos, las respuestas a muchas de ellas no se han dado sino en tiempos muy recientes. En efecto, al igual que en otras áreas del quehacer científico, el avance en las ciencias de la Tierra ha sido desmesurado en el presente siglo. Así, se advierte en este siglo cómo la geología ha adquirido un carácter más cuantitativo de lo que le permitían los métodos del siglo pasado, al tiempo que han surgido y adquirido personalidad propia algunas disciplinas híbridas como la geofísica y la geoquímica. Estas últimas, al aplicar los principios y métodos de las ciencias básicas al estudio de la Tierra, han aportado un punto de vista complementario necesario para resolver los complejos problemas planteados por nuestro planeta.

Por otro lado, la cooperación internacional para el estudio de la Tierra ha permitido llevar a cabo investigaciones que de otra manera habrían sido irrealizables En otro orden de cosas, la introducción de las computadoras, los satélites artificiales y los avances en electrónica permiten obtener información apenas imaginada hace algunas décadas. Este notable desarrollo, a la vez que permite contestar muchas preguntas sobre nuestro planeta, señala la dirección que deberá seguir la investigación para contestar la multitud de nuevas cuestiones que surgen incesantemente. El conocimiento de las propiedades de la Tierra, así como de su conducta física, no sólo es intelectualmente estimulante sino muy práctico. Baste, para demostrar esto último, recordar que tanto los recursos del subsuelo como los desastres naturales tienen su origen en la dinámica del planeta.

En el presente libro se abordan los temas de la edad, estructura y composición de la Tierra. Aunque existen una variedad de temas relacionados con los anteriores que son de gran interés, no han sido tratados en el presente libro por limitaciones de espacio; sin embargo, algunos de esos temas son tratados con detalle en otros libros de esta misma colección, cuyas referencias aparecen al final de la presente obra. De esta manera, temas tales como el origen y causa de los terremotos, la tectónica de placas o el geomagnetismo son sólo brevemente mencionados.

Quiero hacer patente mi agradecimiento al doctor Alejandro Nava por su revisión del texto, así como a Víctor Hugo Espíndola, Juan Pablo Ligorría y Edgar Arturo Muñoz por su trabajo con el procesador de palabras y la revisión del manuscrito. Desde luego que cualquier error que pudiera haber escapado a la revisión es responsabilidad exclusiva del autor. Gracias también a mis demás amigos, tanto del Instituto de Geofísica como de otras instituciones, por compartir tanto su amistad como sus conocimientos, y a la física Alejandra Jaidar y al Fondo de Cultura Económica por su amable invitación a escribir en esta serie.