VIII. LA EDAD DEL HIERRO

ES INTERESANTE averiguar por qué las antiguas civilizaciones de Mesoamérica no habían llegado a la Edad del Hierro. Algunos espíritus simplones gustan reducir todo un complejo fenómeno cultural a un solo parámetro: si una sociedad no domina las técnicas del bronce y el hierro debe clasificársele como neolítica, en el mejor de los casos. Esta visión unidimensional de la cultura parecía una prueba más de que, sencillamente, "no estamos hechos" para la tecnología. Mas ahora nuestro ego nacionalista puede estar más a gusto gracias a una investigación realizada en la Universidad de Pennsylvannia, y que indirectamente ilumina la cuestión.

Sucede que una arqueóloga (Tamara Stech), un metalurgista (R. Maddin) y un historiador (J. D. Muhly) se pusieron a estudiar con detalle la transición de la Edad del Bronce a la del Hierro, que ocurrió cosa de 2500 años antes de nuestra era. La combinación de sus diversos talentos permitió integrar una visión muy completa de esa revolución, tan importante en el desarrollo de las civilizaciones, además de aportar algunas explicaciones frescas y novedosas. La conclusión a la que llegaron es que el cambio al hierro no se dio sólo porque este metal sea "mejor", sino simplemente porque el estaño (uno de los dos componentes del bronce) sufrió una escasez mayor que si hubieran existido nuestros modernos acaparadores. Según esta investigación, la técnica para obtener el hierro y fabricar objetos con él se conocía en el Cercano Oriente varios siglos antes de que su uso se generalizara. Fue la aguda escasez del bronce lo que empujó a esas civilizaciones a buscarle un sustituto adecuado, mediante un proceso que llevó unos 500 años.

La explicación de Stech, Maddin y Muhly es novedosa por su énfasis en la importancia de la necesidad: mientras las sociedades podían seguir satisfaciendo sus necesidades económicas y bélicas con el bronce, el hierro estuvo relegado a piezas de ornato y de magia. Es en esencia el mismo tipo de mecanismo social al que Arnoldo Toynbee llamaba "la virtud de la adversidad" Entonces, en una cultura donde no escaseara el material en boga (ya sea piedra o metal), y que no estuviera en competencia desventajosa con otra cultura, no aparecería la necesidad de hacer ningún cambio tecnológico. Este mismo argumento serviría también para explicar por qué los nahuas usaban juguetitos con ruedas (como los que están en nuestros museos), y sin embargo nunca construyeron una carreta tamaño adulto. Mientras no escasearan los macehuales para cargar...