X. EL FRÍO FUTURO

LOS climatólogos se enfrentan a una gran dificultad: llegar a saber si los cambios recientes en el clima de la Tierra son indicación de una tendencia mayor o si sólo representan una pequeña oscilación. Es como ir en una montaña rusa con los ojos vendados: ¿es esta bajadita el comienzo de una bajadota de miedo, o es sólo lo que viene antes de una subida?

No obstante que tal dificultad no se ha podido superar, hay indicios que señalan como lo más probable un frío futuro. Por un lado, se sabe que el clima al que nos hemos acostumbrado es excepcional. Los últimos 10 000 años, que han visto el nacimiento de todas las civilizaciones y la muerte de casi todas, han sido los más calientes dentro del último millón; a su vez, el último siglo ha sido el más caliente desde que coronaron a Carlomagno.

Por otro lado, ya se detectó, a partir de 1940, un gradual enfriamiento global que podría ser el principio de una tendencia a largo plazo. La incertidumbre en las predicciones es una simple consecuencia de nuestra ignorancia acerca del sistema climático terrestre. Aun si no se desatara una nueva glaciación, los efectos del enfriamiento en nuestra forma de vida serían muy profundos, ya que el cambio global bien podría ser de unos 10°C y ocurrir en menos de 100 años. Si esto ocurriere, extensas zonas hoy templadas se volverían inhabitables y bajaría notablemente el nivel de los océanos: no será sólo cosa de comprar ropa más gruesa para el invierno.