XIV. CAMPEONAS Y CAMPEONES

CON la insurgencia feminista se han reconsiderado muchas cosas, y entre otras están las hazañas deportivas de las mujeres. El doctor Ken Dyer, profesor de biología social en la remota Universidad de Adelaida en Australia, llevó al cabo un análisis comparativo de las marcas deportivas de las mujeres y los varones hace varios años. El interés del doctor Dyer se concentra en el atletismo y la natación, ya que en estos deportes las competencias pueden considerarse como experimentos biológicos, realizados en condiciones bien definidas y controladas, y cuyos resultados se registran con gran precisión.

El resultado del análisis comparativo no deja de ser elocuente. En las siete competencias de pista sobre distancias cortas, la diferencia promedio entre las marcas de los varones y de las mujeres era del 15% en 1956 y se redujo al 10% en 1976. Si bien las carreras más largas estuvieron vedadas a las mujeres hasta hace poco, sus marcas están acercándose paulatinamente a las de los varones; a finales de los setenta, la señorita Chantal Langlace corrió los 42 kilómetros y pico del maratón tan velozmente, que hubiera ganado la medalla de bronce en las Olimpiadas de 1948 y la actual campeona de 3 000 metros con obstáculos hubiera derrotado con amplitud al famoso Paavo Nurmi en sus mejores épocas.

En las competencias de natación, las diferencias entre las marcas de los atletas de uno y otro sexo —los que son de "ambos sexos", como anuncian en los diarios, todavía no concursan oficialmente—, se han reducido todavía más rápidamente que en atletismo. La diferencia media en las siete competencias reconocidas para ambos en 1956 era del 12% y para 1976, en un total de 15 marcas, esa diferencia se había reducido al 9%. Además, la marca mundial de la travesía del Canal de la Mancha perteneció durante varios años a una mujer y era mejor en un 8% a la de los hombres. En estos aspectos, dijo Dyers, "los factores sociales han sido consistentemente subestimados. Claramente, eran los prejuicios sociales y no el conocimiento biológico los que impedían que, hasta muy recientemente, las mujeres compitieran en tantas disciplinas". Quizá llegue el tiempo en el que las atletas compitan al tú por tú con sus colegas varones y en el que, más importante aún, se reconozca en la práctica la igualdad de todos como seres humanos. Aunque hay que esperar que perduren, para beneficio de todos, ciertas obvias diferencias.