XXI. MÚSICA Y CULTURA

"EL PERFIL de una sociedad puede proyectarse gruesamente del de su música." Esta afirmación, que tomada a la ligera suena a perogrullada, ocasionó una polémica entre los etnólogos. Todo el mundo está de acuerdo en que las canciones, por ejemplo, son un reflejo de la sociedad que las produce. Pero, ¿cómo es posible medirlo?, ¿cuáles son las características de una canción —aparte, obviamente, del tema y el idioma— que permiten identificarla como parte de una cultura particular? Alán Lomax, investigador de la Universidad Columbia de Nueva York, pretendió haber obtenido varios criterios que llevan a una clara correlación entre el tipo de canción y el nivel de complejidad de la cultura correspondiente. Lomax propuso un factor de diferenciación que incluye la precisión de los enunciados del texto, la longitud de los intervalos y el grado de su repetición; otro factor, por ejemplo, es el "nivel energético" que comprende el registro vocal, la intensidad, etcétera.

Con esta investigación, Lomax se hizo famoso junto con su padre Juan. Entre otras cosas, hicieron una recopilación de canciones folclóricas norteamericanas y "descubrieron" al cantante Leadbelly. Para el estudio de Etnomusicología, Lomax y sus colaboradores estudiaron unas 4 000 canciones de 400 grupos culturales, y se atrevieron a hacer amplias generalizaciones con base en sus análisis.

Sin embargo, Lomax fue acremente criticado en dos aspectos: por usar una metodología poco rigurosa en el muestreo y en los criterios de clasificación, y por manejar una base antropológica discutible y anticuada. No obstante las críticas, Lomax cuenta con un buen número de seguidores, tanto por la atracción que ejercen sus ambiciosas generalizaciones, como por su personalidad de tintes carismáticos. En este último punto coincide con otros campeones de causas polémicas en otros campos científicos, al estilo de Zeeman en la teoría de las catástrofes y de Hoyle en astronomía.