PRESENTACIÓN

El paso del tiempo hace que los recuerdos cambien y el relato de lo sucedido se vaya transformando. Se hace cada vez más difícil distinguir lo que es fantasía de lo que fue realidad. Si los recuerdos son gratos y se rehacen con los amigos, la transformación del pasado aumenta, y lo más probable es que se convierta en algo aún más grato, aunque no pueda asegurarse que sea un fiel relato. Todavía puedo asegurar que Fernando del Río no estaba con nosotros cuando iniciamos el proyecto editorial que creó Naturaleza. Sin embargo, ahora, para mí, es como si desde entonces hubiera estado con nosotros. Recuerdo vivamente las interminables discusiones que tuvimos acerca de cómo divulgar la ciencia por escrito, así como los innumerables intentos que hicimos juntos para concretar nuestras ideas y escribir acerca de la ciencia contemporánea en nuestro idioma. Más adelante Fernando trajo a las páginas de Naturaleza a León Máximo. Primero en un texto en el que describió un día de investigación científica entremezclado en el transcurrir de la vida cotidiana. Después León se unió a nuestra labor divulgadora y se comprometió a hacer una contribución periódica: la sección "En estos días. . . "

El modelo de trabajo que seguimos en Naturaleza fue el del trabajo colectivo. Nos reuníamos al menos una vez por semana y trabajábamos juntos. Aprendíamos unos de otros, nos ayudábamos a escribir, nos corregíamos y los textos definitivos resultaban muy diferentes del material inicial. Al releer algunos de los artículos que entonces publicamos nos resulta ahora difícil señalar quién contribuyó con qué. Lo importante fue que con un esfuerzo común logramos textos de divulgación de la ciencia que, hechos de otra manera, hubieran requerido de viejos y experimentados divulgadores. Nuestro secreto fue unir conocimientos y entusiasmo de muchos para formar un divulgador de gran talla. Por otra parte, este método de trabajo nos dio un dividendo inesperado: descubrió en muchos de nosotros habilidades no aprovechadas hasta entonces. Encontramos que no sólo podíamos hablar de nuestros conocimientos científicos en forma accesible al público general, sino que también podíamos hablar de otros asuntos sin emanciparnos de nuestra formación profesional y sin rebasar las limitaciones que nos imponía. Para algunos fue como si hubiéramos encontrado la forma de desdoblarnos en distintas facetas culturales, una especie de creación de un alter ego en otro aspecto del quehacer humano. Los dos aspectos de nuestro trabajo, escribir entre todos como uno solo y hacer que uno mismo realizara dos o más tareas diferentes, fue un hito en la historia de Naturaleza. Este desencadenó la revisión de nuestro trabajo y fue el motivo —visto a posteriori— de que nuestro equipo se reorganizara. Algunos volvieron a dedicar todo su tiempo al ejercicio de su profesión científica y otros reafirmamos nuestra decisión de llevar más a fondo la experiencia de la divulgación de la ciencia.

Este libro contiene una selección de lo que Fernando y León hicieron en los tiempos que antes apunté y en las condiciones que esbocé. Es una muestra representativa de lo que lograron con aquel trabajo colectivo y siento que aquí no pueda presentarse lo que aportaron al grupo, ya que, como antes dije, nuestro trabajo siempre se caracterizó por dar y recibir, ya que las presentaciones anteceden al texto de los autores, aprovecho la ocasión para adelantar al lector dos cualidades que pronto descubrirá en el libro. La primera de ellas es la clara manifestación de un decidido propósito de hablar de la ciencia en un contexto amplio. La ciencia es una parte de la cultura y si no se encuadra en el marco general del quehacer humano, su mensaje corre el riesgo de falsificarse. La segunda cualidad es la libertad de moverse en distintos ámbitos y temas. Aunque esto puede dar la impresión de desorden o de poca relación temática, refleja lo irregular —irregular para la presentación convencional— que es el avance del conocimiento científico y lo inesperado de su incidencia en la vida cotidiana. Espero que el lector disfrute del descubrimiento de los distintos planos y de la profundidad que Fernando y León apuntan en sus textos y que así se prolongue la comunicación entre los científicos y sus congéneres que iniciamos en aquellos días. . .

LUIS ESTRADA