XXXV. LOS MISTERIOS DE LA QUÍMICA

UNO de los misterios de la química fue develado plenamente después de una larga historia. Una versión moderna del viejo sueño alquimista lo vería poblado de reacciones químicas y nucleares: la transmutación de los compuestos y de los elementos. Hasta antes del descubrimiento de la radiactividad, de la fisión y fusión nucleares y de otros fenómenos subatómicos, las únicas reacciones contempladas eran totalmente químicas: combinación, recombinación, composición y descomposición de elementos. Esta visión de las reacciones químicas se concretó en la segunda mitad del siglo pasado al establecerse la esencial distinción entre compuesto y elemento.

La historia de las reacciones químicas en lo que va del siglo (y ya va mucho) puede separarse en dos claros periodos, ambos indisolublemente ligados al desarrollo de la física. En el primero se estableció la base de nuestro entendimiento del mundo microscópico: el átomo y la molécula vinieron a materializar de modo definitivo la concepción de los compuestos de elementos distintos, y la física cuántica suministró el entendimiento teórico necesario. Esta etapa culminó alrededor de 1930 y se sintetiza en una famosa frase del también famoso Pablo Adrián Mauricio Dirac: "La química está ya resuelta en principio." Para qué decir lo que esta frasecita ha pesado en el ánimo de los científicos, que durante años se han desvelado para cambiar el "en principio" por un punto final. Estos años forman la segunda parte de la historia reciente de la química; y decimos que forman porque estamos viviendo la transición a la que tal vez sea una tercera.

En efecto, el primer cálculo detallado y completo de la más sencilla de las reacciones químicas (entre un átomo y una molécula de hidrógeno) fue enunciado en los 70 casi simultáneamente por dos pares de científicos: A. Kupperman y G. Schatz, del Instituto Tecnológico de California, y R. Wyatt y A. Elkowitz de la Universidad de Austin. Estos cálculos revisten una gran importancia. Sirvieron de referencia para probar qué tan buen cubero es el ojo de los químicos que proponen soluciones aproximadas, las que son indispensables para entender reacciones químicas más complejas. Además, los cálculos teóricos muestran la necesidad de realizar nuevos experimentos que puedan compararse con los primeros. De todo esto resulta un entendimiento detallado que se reflejará en mejores láseres químicos, entre otras muchas aportaciones.