XXXVIII. DINOSAURIOS

LA EXPLOSIÓN científica de la posguerra ha ocasionado que miles de personas en todo el mundo puedan vivir de investigar siguiendo las estrictas reglas del juego. Ellas investigan todo: lo útil, lo importante, lo difícil, lo que les gusta, lo que sus jefes les ordenan o lo simplemente enigmático; y lo hacen en serio. De esta manera se encuentran resultados que, además de otras virtudes, parecen extraídos de aquella famosa plana periodística titulada "Increíble pero cierto"; éste es el caso de varios estudios acerca de los dinosaurios, publicados hace tiempo en Nature.

¿Sabía usted que los dinosaurios probablemente sufrían desmayos si tenían la ocurrencia de levantar mucho la cabeza? ¿y que los que no fueran propensos a esos desmayos tenían el corazón hipertrofiado? Parece además que esos monstruos no podían haber correteado detrás de ninguna pobre víctima, por la sencilla razón que casi nunca corrían, y que si se decidían a hacerlo no lograrían alcanzar ni a un niño de ocho años.