XLIV. METALES CON MEMORIA

MUCHOS sufrimos en los años escolares por no tener una memoria fiel; entre los animales es un hecho que la memoria existe y no sólo en los elefantes. ¿Y en el mundo inanimado? Pues allí también se da la memoria. Claro que se trata de una memoria en un sentido sumamente restringido y limitado; hay materiales que "recuerdan" lo que les pasó en un pasado, y eso lo manifiestan comportándose de maneras distintas según las peripecias de su historia. Todos nos hemos topado alguna vez con algún metal particularmente necio, con algún alambre que pese a nuestros esfuerzos conserva tenazmente su forma original. Pero lo que es de veras sorprendente es que existen aleaciones que después de quitarles una forma particular y de darles otra nueva, regresan espontáneamente a su primer estado mediante un sencillo cambio de temperatura.

Desde hace 40 años los metalurgistas conocían materiales que poseían ese don de regresar a una forma previamente impuesta. No obstante, el estudio y la búsqueda de aplicaciones de estos metales con memoria sólo se intensificaron cuando Guillermo Buehler descubrió una aleación llamada nitinol en un laboratorio de investigaciones militares de los EU. Hoy se están viendo ya muchas aplicaciones pacíficas de los metales con memoria: motores, seguros contra calentamientos filtros intravenosos para coágulos, articulaciones óseas artificiales, ortodoncia y un sinnúmero más. A quien piense en una pieza que pueda tomar cualquiera de dos formas enteramente distintas, dependiendo sólo de un cambio en la temperatura de unos cuantos grados, en un momento se le ocurrirán decenas de aplicaciones.