L. SOPA DE LETRAS

EL DESCIFRE del código genético, una de las proezas científicas más importantes de la historia, ha dejado como tarea su lectura. En efecto, saber que la información biológica se concentra en el ADN y conocer el alfabeto usado para contenerla, imponen como una de las labores más importantes de la biología molecular el averiguar específicamente cómo se escriben los mensajes bioquímicos.

El problema es semejante a tratar de leer un libro, escrito en alfabeto romano, pero que no podemos abrir. Para resolver este problema de lectura del ADN, los biólogos han seguido un método que, aprovechando la analogía anterior, podría describirse como sigue: primeramente, al incorporar algún elemento radiactivo en el proceso de impresión, marco una de las letras del alfabeto con que se escribe el libro; después corto las palabras y las frases en una letra específica, obteniendo fragmentos del texto que puedo identificar por separado; este proceso lo repito con cada letra del alfabeto. Resta el proceso de síntesis de información, que pretende reconstruir el texto a partir de los segmentos yuxtapuestos.

En el caso real del ADN, el problema es más complicado debido a lo microscópico del alfabeto, pero se ve simplificado por el número reducido de caracteres del mismo (cuatro). Hasta hace unos años se contaba solamente con técnicas para leer el ARN, pero no el importantísimo ADN. Durante los últimos años se han logrado avances significativos que permitirán la lectura e interpretación de gran cantidad de información genética. Desde hace tiempo, gracias a técnicas elaboradas inicialmente por Federico Sanger y A. R. Coulson, del Medical Research Council de Gran Bretaña, y por Allan Maxam y Walter Gilbert de la Universidad de Harvard, ha sido posible reducir drásticamente el tiempo de lectura. Como ejemplo, hace unos diez años le llevaba a un grupo de investigación cerca de dos años averiguar el ordenamiento de un segmento de ADN con 20 elementos; hoy, esa labor se lleva al cabo en únicamente un día. Sobra enfatizar la trascendencia de estos desarrollos para el futuro inmediato de la biología. Para entretenimiento e ilustración del lector, se dan a continuación tres sopas de letras, las cuales fueron cocinadas cortando una frase después de cada una de las tres letras usadas. El juego consiste en reconstruir la frase original.

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El juego es muy sencillo. De hecho, en el caso del código genético una buena parte del esfuerzo se va en hacer las sopas.