LXVI. JACOBO D' ARSONVAL

EL SOL es el origen primario de muchos de nuestros recursos energéticos. El petróleo, el carbón y las caídas de agua, derivan su energía del Sol, que los primeros acumularon bioquímicamente hace millones de años. Entre las múltiples manifestaciones de la energía solar que adquirieron grandes vuelos con los apremios energéticos, hay una poco conocida: el gradiente de temperatura en los océanos.

El efecto es conocido desde antaño y ya en 1881 un físico francés, llamado Jacobo d'Arsonval, predijo que se llegaría a extraer energía eléctrica al aprovechar la mayor temperatura de las capas oceánicas superiores respecto a las más profundas. El principio se conoce ahora como conversión de energía térmica oceánica, que la poca inventiva lingüística de los científicos e ingenieros reduce a CETO, pese a que podría llamarse proceso d'Arsonval en honor a su descubridor y aprovechando la escritura francesa —que lo integra a la moda impuesta por muchos comercios.

El proceso d'Arsonval durmió el sueño de los justos hasta 1930, cuando un discípulo de d'Arsonval construyó una planta en Matanzas, Cuba, que produjo 22 kilowatts y que fue destruida por una tormenta a las pocas semanas. El fracaso inhibió a los experimentadores hasta 1964, cuando Hilbert Anderson, un ingeniero estadunidense, retomó la idea. Diez años después, en plena crisis energética, el gobierno de los EU invirtió ocho millones de dólares para continuar el desarrollo y la investigación del proceso d'Arsonval.

Si bien el proceso d'Arsonval es poco conocido, el principio de su funcionamiento es sencillo: así como una máquina de vapor aprovecha la diferencia de temperaturas entre la caldera y el medio ambiente, la máquina d'Arsonval usa un fluido que se calienta en contacto con las capas marítimas superficiales y se enfría con las profundas. La expansión continua del fluido al calentarse se usa para mover un generador eléctrico. Las plantas d' Arsonval se asemejan a gigantescas medusas de concreto y acero que flotan casi totalmente sumergidas en el océano.