LXX. NOTAS MUSICALES

LA ORIGINALIDAD de los grandes compositores ha sido puesta en duda por Dennys Parsons, quien además de ser jefe de relaciones públicas de la Biblioteca Británica se dedica en sus ratos libres a espulgar bien conocidas melodías y temas musicales. Parsons usa el sencillo expediente de la nota flotante, con el cual clasifica a una melodía de acuerdo con el tono de cada nota en relación a la nota inmediata anterior; esto es, se registra si una nota está por encima, igual, o por debajo de su predecesora. Si usamos las letras S (sube), I (igual) y B (baja), y denotamos a la primera nota mediante un asterisco (*) podemos describir algunos de los hallazgos de Parsons.

En un total de 30 compositores analizados (desde Bach hasta Wagner, en orden alfabético), Parsons encontró un gran consenso en las preferencias de temas musicales así clasificados: una gran mayoría (22) prefiere comenzar una melodía con *SS, como segunda preferencia (14) se tiene *SB, y así siguen hasta llegar al noveno y más impopular tema que es *BI. El análisis ulterior de 3 005 temas por otros 270 compositores, más 3 763 canciones populares, llevó a Parsons al sorprendente descubrimiento de que una gran mayoría de los compositores occidentales tienen casi idénticas preferencias en las tres primeras notas de los temas musicales que construyen. La Ley Empírica que de aquí se deduce establece que, para no salirse del camino trillado, hay que preferir a las nueve posibles combinaciones en el siguiente orden: *sube sube, *sube baja, *baja sube, *baja baja, *igual igual, *igual sube, *sube igual, *igual baja y el patito feo *baja igual.