III.1. INTRODUCCIÓN

EN EL capítulo anterior examinamos algunas de las ideas sobre el método científico expresadas por seis eminentes hombres de ciencia del siglo XVII. Continuando con nuestra tarea, en éste resumiremos el pensamiento sobre el mismo tema de un número igual de filósofos famosos del mismo periodo. Conviene reiterar que éste es el primer siglo en que ya es posible distinguir, aunque no siempre con precisión, entre esos dos tipos de sabios. La mayor parte de las veces, la diferencia consiste en que mientras los científicos también son filósofos, (Newton insistía en ser conocido como "Filósofo natural"), los filósofos ya no pueden considerarse como hombres de ciencia. A partir del siglo V a.C., cuando surgieron los primeros filósofos naturales, y hasta bien entrado el siglo XVI d.C., o sea durante poco más de 20 siglos, la ciencia y la filosofía fueron la misma cosa, tuvieron el mismo nombre (filosofía natural) y fueron cultivadas sin distinción alguna por Tales, Platón, Aristóteles, Galeno, Avicena y Leonardo. De hecho, a ninguno de estos personajes se le hubiera ocurrido que la separación entre lo que hoy conocemos como filosofía, por un lado, y como ciencia, por el otro, era posible, y mucho menos hubiera podido predecir, ni siquiera como pesadilla, que apenas cuatro siglos más tarde esos dos componentes esenciales del conocimiento humano hubieran podido llegar a ser tan distintos como para dejar de entender sus respectivos contenidos, después sus lenguajes, y finalmente llegar a ignorar no sólo la historia y la importancia de su relación reciproca, sino hasta su existencia mutua

Éste no es el sitio para examinar las causas, los mecanismos y las consecuencias de la bifurcación de la filosofia natural clásica en ciencia y filosofía, ocurrida en el siglo XVII. Aquí me limito a señalarlo, con objeto de justificar la existencia del presente capítulo, que intenta resumir las ideas sobre el método científico de un grupo de personajes del siglo XVII identificados como filósofos. Naturalmente, al iniciarse la separación entre científicos y filósofos, la nueva especie que predominó por un buen tiempo fue la híbrida, o sea el hombre de ciencia que persistió en filosofar (Galileo, Newton, pero sobre todo Leibniz), o el filósofo que todavía conservó el manto de científico (Bacon, Descartes, pero sobre todo Leibniz). Estoy razonablemente convencido de que ninguno de los 12 personajes del siglo XVII incluidos en el capítulo anterior y en éste protestarían si se enteraran de que habían sido clasificados como científicos o filósofos. A pesar de la simetría en los tiempos (ellos están casi seis veces más lejos de sus orígenes, en el siglo de Pericles, que de nuestra era), los hombres del siglo XVII ya tenían su vista dirigida al futuro y sus esperanzas cifradas en este mundo. Como todos sabemos, ésta fue una de las facetas más importantes de la revolución científica, en vista de que durante toda la Edad Media el interés primario del mundo occidental se orientó al pasado y sus aspiraciones se concentraron en el otro mundo.

Los filósofos del siglo XVII, cuyas ideas sobre el método científico se presentan a continuación, incluyen nombres que nunca he dejado de encontrar en los índices de los textos de filosofía de la ciencia que he consultado; en cambio, dos de ellos (Bacon y Locke) han estado ausentes de un número no despreciable de tratados de filosofía general, que también he leído. De nuevo, éste no es el sitio para analizar el significado de tal asimetría en la apreciación del trabajo filosófico de ciertos personajes históricos, pero tampoco está mal señalar que lo que sigue refleja mucho más mi sesgo personal que la moda filosófica contemporánea.