VI.4. HANS REICHENBACH

El único grupo importante de filósofos alemanes que adoptó ideas paralelas a las promovidas por el Círculo de Viena fue el de Berlín, que aunque pequeño contaba entre sus miembros a Otto von Mises, Carl G. Hempel y Hans Reichenbach (1891-1953). Este último nació en Hamburgo, en el seno de una influyente familia judía; después de estudiar ingeniería en la Technische Hochschule de Stuttgart, continuó estudiando matemáticas, física y filosofía en las universidades de Berlín, Gotinga y Munich, hasta que en 1915 obtuvo el doctorado en filosofía en la Universidad de Erlangen. Inmediatamente después ingresó al ejército alemán y combatió durante toda la primera Guerra Mundial. De 1920 a 1926 fue profesor en su propia escuela en Stuttgart, de donde (con el apoyo de Einstein) pasó a ser profesor de filosofía de la física en la Universidad de Berlín, en donde permaneció hasta 1933, cuando fue despedido por los nazis. Fue en este breve lapso de siete años en que Reichenbach se identificó con el Círculo de Viena (pero no totalmente, como veremos en un momento), publicó algunas de sus obras más importantes, editó (junto con Carnap) la revista Erkenntnis, ganó prestigio internacional, e inició la formación de un grupo pequeño de filósofos de la ciencia que, junto con él, empezaron a conocerse como la Escuela de Berlín. Esta escuela era un verdadero islote dentro del movimiento filosófico alemán del primer tercio de este siglo, que con la sola excepción del grupo todavía más pequeño de la Universidad de Münster, se encontraba totalmente dominado por la metafísica más estridente y desenfrenada, todavía con influencias claramente reconocibles de la Naturphilosophie de 100 años antes. Después de ser despedido de su cátedra en la Universidad de Berlín por el delito de ser judío, Reichenbach emigró de Alemania y de 1933 a 1938 fue profesor en la Universidad de Estambul, y de 1938 a 1953, en la Universidad de California.

Como Carnap, Reichenbach hizo contribuciones fundamentales en temas tan diferentes como probabilidad, inducción, espacio, tiempo, geometría, relatividad, leyes científicas, mecánica cuántica y otras más; sin embargo, aquí sólo señalaremos, en forma resumida, sus ideas más relevantes al método científico. Desde que Laplace, a principios del siglo XIX, propuso que como el universo es una entidad totalmente determinista, si conociéramos en un momento dado todas las leyes de la mecánica y todas las configuraciones y movimientos de la materia en todo el universo, podríamos predecir con exactitud toda la historia futura de la humanidad, muchos físicos y filósofos aceptaron el determinismo físico como filosofía. Naturalmente, el riguroso determinismo laplaciano se vio minado por los avances en la termodinámica del mismo siglo XIX y por la mecánica cuántica del siglo XX y desde sus orígenes fue rechazado violentamente por los que creen en la libertad de la decisión humana. De todos modos, aunque se rechazó al nivel microscópico, el determinismo físico siguió siendo aceptable al nivel microscópico. Desde luego, Laplace sabía muy bien que no podemos predecir el futuro con certeza, y que lo más a que podemos aspirar es a plantear probabilidades, pero el sabio francés atribuía tal situación a las imperfecciones humanas y no al carácter esencialmente probabilístico de la naturaleza; esto es lo que se conoce como la "teoría subjetiva" de la probabilidad. Reichenbach la rechazó, argumentando que la esencia misma del conocimiento es su incertidumbre, en vista de que las predicciones físicas nunca son (ni pueden ser) exactas, ya que es imposible incorporar todos los factores relevantes en los cálculos. No se trata de una limitación de las capacidades intelectuales de los científicos, sino más bien de la manera como el universo se relaciona con nuestras observaciones. Tampoco es el caso que los eventos se den en condiciones exactas y estrictamente determinadas, que nosotros sólo podemos conocer de manera aproximada. Lo que ocurre es que nos enfrentamos a secuencias de eventos que se desenvuelven dentro de ciertos rangos de probabilidad; tales secuencias son, de acuerdo con Reichenbach, los fenómenos empíricos que estudian los científicos. Éste fue el punto de partida de Reichenbach para su examen del problema de la inducción, que enfocó desde un punto de vista probabilístico.

Hans Reichenbach (1891-1953).

Reichenbach consideraba a la epistemología no como una materia descriptiva sino como un ejercicio crítico y prescriptivo. Su función más importante era generar una reconstrucción racional de la manera de pensar de un científico "ideal", que siempre debería compararse con la de los científicos reales. El objetivo de tal comparación sería la eliminación de todas aquellas formas de pensamiento que no cumplieran con los dos criterios mínimos de aceptabilidad racional: conformación compatible con el resto de la estructura previamente aceptada como esencial, y un cierto valor de "consejo", o sea de contribución distinta y original a la mencionada estructura. Los intereses de Reichenbach en la reconstrucción racional de la filosofia de la ciencia eran afines a los de sus amigos, los positivistas lógicos en Viena, pero él los mantuvo separados por medio de su insistencia probabilística.

Para Reichenbach una proposición tiene significado sólo si es posible determinarle un grado definido de probabilidad; además, dos proposiciones poseen el mismo significado si se demuestra que tienen el mismo grado de probabilidad. Las experiencias previas proporcionan base a las expectativas de eventos futuros, en vista de que nos permiten estimar la probabilidad de su ocurrencia. Tales eventos se consideran como miembros de clases y deben ser más o menos repetibles, aun cuando se trate de acontecimientos únicos, como cuando un médico señala que un enfermo probablemente falleció de cáncer, basado en su experiencia de otros casos semejantes. De esa manera, además de la inducción, Reichenbach introdujo un elemento de pragmatismo en su filosofía positivista, ya que el significado se juzga en función de los procedimientos o el comportamiento que resulta en acciones prácticas. Un elemento central en la epistemología de Reichenbach es el "postulado", o sea una proposición que se trata como si fuera cierta, por lo menos temporalmente, aunque no se sabe que lo sea; normalmente se postulan los eventos que poseen la máxima probabilidad, o sea que se apuesta a que lo más probable es lo que ocurrirá. Ésta es la forma racional de actuar y es la que casi siempre usamos, porque es la más práctica. La meta de la inducción consiste en encontrar una serie de eventos cuya frecuencia converge hacia un límite, para lo que se hace un "postulado ciego", o sea se hace la mejor predicción posible basada en experiencias previas, con la idea de que sólo por medio de observaciones repetidas podrá saberse qué tan buena fue la predicción. Si los datos confirman el "postulado ciego" y convergen hacia el límite predicho, sabremos que fue correcto; en otras palabras, si el límite existe, éste es el procedimiento para encontrarlo. A partir del límite ya es posible asignarle un valor de probabilidad al "postulado ciego", que por lo tanto deja de serlo para transformarse en una proposición con significado.


Frontispicio del libro The Rise of Sciencific Philosophy,de Hans Reichenbach, publicado en 1954.

Esta forma de concebir a la inducción no es de carácter histórico; Reichenbach no pretendía que así es como se procede al hacer ciencia, sino que simplemente intentaba hacer una reconstrucción racional del conocimiento científico, una especie de apologética de la ciencia. Por ello es que insistió en distinguir entre el "contexto del descubrimiento" y el "contexto de la justificación", señalando que aunque el primero de ellos pudiera ser irracional, el segundo habitualmente coincide con la forma como los científicos presentan sus resultados al público, o sea con una estructura compacta y coherente, de la que ha desaparecido toda incongruencia y arbitrariedad. No debe confundirse la distinción de estos dos contextos con la postura inductivo-deductiva o con la hipotético-deductiva, en vista de que el contexto de justificación no es de carácter deductivo sino que se trata de una reconstrucción del argumento que lo transforma en coherente y lo libera de lo que fueron adivinanzas o apuestas especulativas, o sea que procede de manera esencialmente inductiva. Es en realidad la justificación pragmática del inductivismo científico.