II. ¿PARA QUÉ SIRVEN LOS SENTIDOS?

LOS sentidos se han desarrollado en los seres vivos como los instrumentos que les sirven para poder tener una relación o, diríamos, una interacción con el resto del Universo que los rodea. El propósito fundamental de los órganos de los sentidos es recabar información acerca del medio circundante para poder sobrevivir. Así por ejemplo, es necesario ver qué hay alrededor de uno para evitar cualquier peligro. El sentido del tacto ayuda a los seres, entre otras cosas, a obtener los primeros conocimientos sobre cómo son los objetos que nos rodean. Tocando y palpando los objetos adquirimos conciencia de ellos. Los sentidos del olfato y del gusto han ayudado a los seres a catalogar los elementos que le pueden servir de alimento. Un objeto que está en putrefacción emite ciertas sustancias químicas que tenemos la capacidad de detectar y sabemos, sea por herencia genética o por aprendizaje, que nos pueden dañar, por lo cual nos abstenemos de comerlo.

Los movimientos de muchos objetos generan ondas en la atmósfera que sentimos como sonido. Los seres han logrado desarrollar un órgano capaz de recibir este tipo de información, el oído. Sin la existencia de los sentidos no podríamos desarrollar nuestra vida como la conocemos. Podemos apreciar la necesidad de los órganos de los sentidos cuando, por desgracia, llega a faltar alguno. Intentamos entonces sustituirlo, pero como se sabe esta sustitución es, en general, incompleta.