Texto: Lourdes Navarijo
Ilustración: Odile Herrenschmidt
A todos nos gustan los pájaros.
Los admiramos porque son bellos, porque cantan, porque hacen nidos, porque tienen variados colores y, sobre todo, porque vuelan.
Según los sabios, el tatarabuelo de los pájaros vivió hace 150 millones de años y tenía un nombre muy raro. Se llamaba archaeopterix.
Hoy, los pájaros se encuentran en todas partes: en los polos, en los trópicos, en los desiertos, en las estepas, en los bosques, en el campo, en los mares y en las ciudades.
La mayoría de la gente dice: "Un pájaro es un animal que vuela".
Sin embargo, los pingüinos son pájaros y no vuelan; las moscas vuelan y no son pájaros.
Quizás sea mejor decir: "Un pájaro es un animal con plumas", porque todos los animales que tienen plumas son pájaros. Claro que, además de plumas, tienen columna vertebral, dos patas, dos alas, un pico, y algo más: nacen de huevos.
Las plumas son lo que hace a los pájaros diferentes de otros animales.
¿Sabías tú que en la Tierra hay miles de millones de pájaros, divididos en casi nueve mil especies?
Y son de muchísimos tipos: acuáticos y terrestres, grandes y pequeños, de patas largas o cortas, de picas fuertes o débiles, diurnos y nocturnos. El pájaro más grande es el avestruz, que mide dos metros y medio, pesa más de cien kilos y corre tanto como un automóvil. El más pequeño es el colibrí abeja que mide unos pocos centímetros y es tan liviano como una mota de algodón.
En México existen más de mil especies de pájaros.
¡Más que en los Estados Unidos y el Canadá juntos!
Igual que tú, los pájaros necesitan de un tipo de ropa para proteger su piel. La ropa de los pájaros es su plumaje. Las plumas son livianas y durables, lo que las hace muy útiles para el vuelo. Funcionan como un sistema de aire acondicionado: cuando hace frío, retienen el calor; cuando hace calor, mantienen el cuerpo fresco. Algunas aves acuáticas, como los patos, tienen una capa profunda de plumas que evita que se enfríen. Tan importante como eso, es el color de las plumas. Los colores atraen a la pareja y, a la mayoría de los pájaros les permiten confundirse con el medio donde habitan. Así, la hembra puede empollar sin atraer la atención de sus enemigos.
¿Sabes cuántas plumas tienen los pájaros?
En general, su número depende del tamaño y de la época.
Por ejemplo, un colibrí tiene 1,500 plumas, en tanto que un cisne tiene más de 25 mil.
Con el uso constante, las plumas suelen desgastares y desprenderse.
Una o dos veces al año los pájaros cambian de plumaje.
Eso es lo que se llama muda, o sea el cambio de sus plumas viejas o gastadas por otras nuevecitas.
Los pájaros son muy aseados. Todos los días, antes de hacer otra cosa, se bañan cuidadosamente. Algunos se sumergen en el agua; otros se revuelcan en el polvo, en la nieve o en el césped; otros, en fin, aprovechan el rocío de la mañana para darse un buen regaderazo. Ciertas aves consiguen que las limpien las hormigas: tendidas lánguidamente, como en la mejor de las peluquerías, esperan a que esas laboriosas obreras eliminen los parásitos de sus plumas.
Después del baño, los pájaros van a desayunar. Son exigentes y les gusta que sus alimentos tengan muchas proteínas.
Son, también, incansables y pueden recorrer kilómetros y kilómetros hasta dar con la comida apropiada.
Un pajarito puede volar casi cien kilómetros, de árbol en árbol, buscando insectos, sin salir de un parque o de un jardín pequeño.
Los pájaros no tienen dientes.
Por ello, para moler la comida, usan el buche. Existen pájaros herbívoros, que son los que sólo comen vegetales; carnívoros, que sólo comen carne, y omnívoros, que comen de todo.
¿Solamente los pájaros tienen pico? ¡No! Las tortugas también lo tienen. Y, además, un mamífero, el ornitorrinco. Pero, todos los pájaros tienen pico. Esa es su boca. Recuerda que el pico puede cortar la comida pero no mascarla. El buche cumple la tarea de desmenuzar el alimento. Con el pico los pájaros obtienen su comida, se defienden de sus enemigos, construyen sus nidos y arreglan sus plumas.
La forma del pico depende de sus hábitos alimenticios y permite a cada especie obtener el sustento de la mejor manera.
Seguramente te han platicado del pelícano. Él tiene un pico en forma de bolsa, donde almacena los peces que comerá durante el día. Las águilas, los búhos y otras aves poseen un pico curvo y fuerte que les sirve para cortar la carne de sus presas. El pico de algunas cigüeñas es muy útil para atrapar a las resbaladizas ranas, uno de sus platos favoritos. Por su parte, el colibrí, que prefiere el néctar de las flores y los insectos, tiene un pico puntiagudo y una larga lengua. O sea que tú podrías concluir: "Dime cómo es tu pico y te diré lo que comes".
Al igual que para el hombre, la voz es para el ave una forma de comunicación y de expresión; así, utilizan desde simples gritos hasta cantos melodiosos.
Con su voz proclaman la delimitación de su territorio, con sus cantos y sus gritos galantean a sus parejas, alejan a los intrusos, advierten de los peligros y llaman al orden a los que se apartan del grupo.
Cuando están contentos, cantan bellas melodías; si están tristes, permanecen silenciosos; cuando están enojados o asustados, gritan. Hay pájaros mudos, como los kiwis y los cormoranes, el buitre americano y las cigüeñas, pero son minoría. Otros, como los loros y las cacatúas, son ruidosos y parlanchines.
Si observas bien, la flauta y otros instrumentos tratan de imitar el canto de los pájaros. A veces lo consiguen, aunque es difícil; porque los pájaros, que son los grandes cantantes de la naturaleza, tienen muchos tipos de cantos. Un gorrión puede hacer casi 900 variaciones de tono y cantar en un día... ¡2305 canciones! Los nahuas admiraban al cenzontle. Le dedicaron un poema: "Amo el canto del cenzontle, pájaro de cuatrocientas voces".
En distintas épocas, los seres humanos han empleado a ciertos pájaros como centinelas. Se cuenta que los gritos de los gansos despertaron a los habitantes de la antigua Roma y así pudieron rechazar un ataque por sorpresa. En algunas regiones de Chile, el queltehue, un pájaro gritón parecido a la cigüeña, reemplaza a los perros en la vigilancia nocturna.
A ciertos pájaros se les pueden enseñar canciones porque son buenos imitadores. El mejor imitador es el miná del Himalaya. El perico mexicano de cabeza amarilla, es un gran hablador y algunos son capaces hasta de imitar canciones populares.
Las aves también se comunican mediante diversos movimientos, como la manera de abrir el pico de los polluelos, el movimiento de las alas estando en el suelo o en el aire, o el rítmico golpeteo producido por el pico de un pájaro carpintero; todas son formas de comunicación. Desde muy pequeños, los pájaros cantan. Los polluelos comienzan a ensayar melodías casi al mes de haber nacido.
Sus primeros trinos son débiles; pero, imitando y repitiendo las canciones de sus padres, pronto logran perfeccionar el canto de la especie.
Cuando llega el momento de buscar compañero para la reproducción, las aves mudan de plumaje. Es el plumaje nupcial. También, realizan el cortejo. Habitualmente, éste empieza en la primavera por iniciativa de los machos. En el cortejo, a las hembras, que son muy coquetas, les gusta que los galanes las atiendan, las arrullen y las asedien. El cortejo puede ser simple, de gesto solamente, o una complicada ceremonia. Las aves canoras, por lo general, hacen piruetas en el aire y las acuáticas en el agua.
La mayoría de los pájaros viven con un solo compañero; esto es son monógamos. Eligen un territorio, hacen su nido y permanecen juntos. La duración de la vida en común es variable, en algunas especies se mantiene sólo hasta que la hembra pone los huevos; en otras puede prolongarse por años. No por eso dejan de ser prácticos: si un pájaro monógamo enviuda, busca nueva pareja.
Hay también pájaros polígamos, como los faisanes, avestruces y cuervos, que tienen más de una compañera.
Casi todos los pájaros construyen nidos. Escogen lugares seguros, cercanos al lugar donde está la comida. Cada especie tiene su estilo para construirlos; por ello, los hay de gran variedad de formas.
El nido es el hogar de los pájaros y de sus polluelos. Allí, las hembras, los machos o ambos, incuban y protegen los huevos, vigilando luego el crecimiento de los recién nacidos.
El nido más pequeño es el del colibrí. El más grande es el del águila calva, que pesa dos toneladas, y tiene algo así como tres metros de profundidad y dos de diámetro. ¡Un verdadero edificio!