Ilustración: Enrique Valderrama
La vida de una ciudad puede percibirse también a través de las voces de sus habitantes, de la bocina de sus automóviles, del repiqueteo de las maquinarias y del constante bullicio de las fábricas.
Así, pues, vivimos en un mundo de sonidos. Pero nosotros, a diferencia de los animales, tratamos de organizar ese mundo armoniosamente. Y de esta facultad nuestra para combinar sonidos y silencios deriva nuestra posibilidad de hacer música.
Pero, ¿desde cuándo los hombres hacen música? No lo sabemos con precisión, aunque sí sabemos que, desde épocas muy remotas, la música ha estado ligada a la vida del hombre. Según una antigua leyenda náhuatl, todo comenzó así:
"Cuando murieron los dioses en Teotihuacan, sus sacerdotes, sin saber qué hacer, se fueron a vagar sin rumbo. Uno de ellos llegó al mar. Allí le aconsejaron que fuera a pedirle al Sol cantores e instrumentos para honrar la memoria de los dioses.
Para que el sacerdote pudiera llegar hasta el Sol, las tortugas y los peces se pusieron muy juntos formando un puente sobre el mar. Así, el sacerdote llegó a la casa del Sol y le pidió instrumentos y cantores. Pero el Sol no quiso separarse de sus músicos y amenazó a éstos con arrojarlos a la Tierra, si algunos de ellos se dejaban convencer. Sin embargo, fueron tan sentidos los ruegos del sacerdote, que Huehuetl el tambor vertical, y su compañero Teponaztli, el tambor horizontal, no pudieron resistir. Dijeron que ellos querían ir. Pero apenas lo dijeron, fueron arrojados a la Tierra.
Desde entonces, nosotros, los hombres, tenemos música".
Sea como fuere, lo cierto es que, desde tiempos inmemoriales, los seres humanos han empleado distintos medios para hacer música. En primer lugar, utilizaron su propio cuerpo. Así produjeron sonidos rítmicos con sus manos y con sus pies, palmeando y moviéndose. Y, usando la voz, crearon bellas melodías y canciones.
También crearon toda clase de instrumentos sonoros, fabricados con madera, conchas, guajes, carrizos y otros materiales.
Pero, ¿para qué inventaron los hombres la música?
Fundamentalmente, para manifestar y comunicar sus sentimientos.
A veces su amor, con dulces canciones. A veces, su dolor y sufrimiento, cuando el trabajo se hacía muy pesado.
En no pocas ocasiones, la historia de los pueblos es recogida por poetas y músicos anónimos y, a través de sus canciones podemos enterarnos de cómo sucedieron algunos hechos importantes. Los corridos mexicanos son un buen ejemplo de ello.
En cambio, hay otras composiciones musicales hechas no sólo para ser ejecutadas, sino, sobre todo, para ser bailadas.
También estas danzas pueden expresar alegría, tristeza, dolor, placer, melancolía y, en fin, toda clase de sentimientos.
Como es de imaginarse, a medida que el tiempo iba pasando, se fueron inventando nuevos instrumentos musicales. Y resultaron tantos, que hubo que clasificarlos en familias. Aquí puedes observar algunos de percusión. Son los que, por frotación o golpeteo, sirven para marcar el ritmo.
Y aquí puedes reconocer otros, pertenecientes a la familia de los vientos, cuyo sonido se produce soplando. También está la familia de las cuerdas, que se tocan con los dedos o con un arco.
Cuando muchos de estos instrumentos se reúnen, tenemos una orquesta. Cada intérprete toca uno, pero todos tienen que obedecer las indicaciones de un director.
Una manera muy común de ponernos en contacto con la música es escuchándola por radio, en discos y en cintas grabadas.
A través de estos medios podemos conocer las composiciones musicales de diferentes épocas y de distintas regiones del mundo.
En la actualidad, los compositores e intérpretes experimentan con todo tipo
de sonidos y ritmos combinados. Además, se han inventado nuevos medios como
los sintetizadores, los órganos y guitarras eléctricas... y hasta se recurre
a las computadoras.
Como ves, hay música para todos los gustos.