Fotografía: Jesús Sánchez Uribe
¿Conoces el Paseo de la Reforma en la ciudad de México? Es una avenida muy ancha, muy bella, que va desde el Castillo de Chapultepec hasta Tlatelolco.
¿Sabes por qué se llama "de la Reforma"? Por una serie de cambios muy importantes que se intentaron en nuestro país hace más de cien años. Reforma significa volver a dar forma a algo, cambiarlo, mejorarlo. Eso es lo que emprendieron un grupo de hombres para remediar muchos males que sufría el país.
AHORA TE CONTAREMOS LA HISTORIA DE LA REFORMA
La Independencia de México conseguida años atrás, en 1821, no había acabado con los problemas de los mexicanos. El gobierno era débil, no tenía dinero ni recursos para aliviar la pobreza. Escaseaban los alimentos, y el dinero no alcanzaba para pagar los sueldos de los empleados y de los militares.
Las tierras no se cultivaban. La minería estaba paralizada pues durante la guerra de Independencia los insurgentes habían inundado las minas. El comercio era muy difícil y los artículos extranjeros como telas, tijeras, clavos, muebles, botones, sombreros, cobijas, eran más baratos que los que fabricaban los artesanos mexicanos. Éstos pronto se quedaron muy pobres pues nadie les compraba sus productos. Por ejemplo: los vendedores de refrescos apenas ganaban lo suficiente para comer.
La mayoría de los mexicanos vivía en el campo. Los caminos eran muy pocos;
sólo había dos importantes: el que iba de Veracruz a México, y el de México
a Tepic.
Era muy arriesgado viajar por el país; los bandoleros atacaban a los viajeros, sobre todo en Río Frío, cerca de Puebla. Si la diligencia era asaltada, los viajeros tenían que ponerse con las manos y las rodillas en el suelo; si no, los bandoleros los azotaban.
Los campesinos vivían miserablemente, repartidos en aldeas o trabajando como peones en las haciendas. Cada vez que había un cambio de gobierno, muchos hombres en las ciudades y en el campo eran reclutados por la fuerza para el ejército. A esto se le llamaba leva. Llegaban los militares popularmente llamados dragones y escogían a los hombres más fuertes y los enfilaban de dos en dos hasta el cuartel más cercano. Una canción de la época decía:
Invaden los dragones la humilde ranchería
y el luto, la agonía, nuestro jacal cubrió.
Corriendo tras la cuerda, las madres, las esposas,
hincábanse llorosas, delante del dragón...
El panadero pregona su pan... |
Las calles eran transitadas por vendedores como el ollero, con su huacal; el
carnicero y su burro; el velero, que pregonaba sus velas de sebo; el panadero,
con una canasta sobre la cabeza; el aguador, con cántaros relucientes; el tocinero,
con un calzón de manta arremangado; el barbero con sus pomadas de limón y toronjil.
No podían faltar los mendigos, que se agrupaban en cofradías que les prestaban
muletas y vendas; simulaban estar heridos, enfermos o ciegos.
En aquella época se formaron dos grupos rivales: los liberales y los conservadores.
Los primeros se llamaban así porque buscaban liberar a la sociedad de viejas
costumbres y reformar las leyes para crear una nación moderna. Por su parte,
los conservadores creían que muchos cambios hacían daño a México y querían conservar
las tradiciones y el modo de ser del pueblo. Ahora verás cómo imaginaban a México
los liberales y cómo los conservadores:
Una república parecida a la de Estados Unidos con presidente y congreso.
Todos los ciudadanos iguales ante la ley, sin privilegios para los militares, el clero o los grupos indígenas.
Respeto absoluto a la propiedad privada. Rechazo a la propiedad comunal.
Una monarquía como Inglaterra con un rey y un parlamento o congreso.
Protección a ciertos grupos, títulos de nobleza, privilegios para el clero y protección especial a los indígenas.
Respeto a la propiedad privada pero también a la de la iglesia y de las comunidades indígenas.
En la prensa, en los cafés, en las calles y plazas se insultaban unos a otros liberales y conservadores; cantaban los primeros:
Cangrejos a compás
marchemos para atrás
zis, zis y zas,
marchemos para atrás.
Los conservadores, a su vez, llamaban a los liberales ateos, exaltados, y los acusaban de querer destruir las costumbres más arraigadas del pueblo mexicano.
No había solución posible. Al grito de "religión y fueros" se produjeron cuatro levantamientos contra el gobierno liberal de Ignacio Comonfort. Éste tuvo que salir del país y quedó como presidente, y líder de los liberales, don Benito Juárez. La guerra de Reforma (1858 a 1861) fue una cruel lucha entre hermanos. Benito Juárez anduvo de ciudad en ciudad hasta que finalmente triunfaron los liberales y pudo volver a la ciudad de México a presidir el gobierno.
Los conservadores, vencidos, intentaron derrocar al gobierno de Juárez. Acudieron a Europa en busca de un príncipe que quisiera convertirse en emperador de México. Francia ofreció su apoyo, pues tenía interés en influir en el continente americano, en vender sus mercancías y comprar barato plata, algodón, madera y otros productos.
Benito Juárez, al ver que el país estaba muy pobre después de tanta destrucción
y guerras, suspendió el pago de las deudas que México tenía con Inglaterra,
Francia y España. Estas tres naciones quisieron obligar a México a pagarles.
Los ingleses y españoles, después de oír las razones de los mexicanos, se retiraron;
los franceses, en cambio, declararon la guerra.
En 1862 el ejército francés, con seis mil soldados, se acercó a Puebla. El general liberal Ignacio Zaragoza hizo levantar barricadas en las calles y se preparó para la defensa de la República Mexicana.
Maximiliano y Carlota Amalia, su esposa, desembarcaron en Veracruz el 28 de mayo de 1864 y se dirigieron a la ciudad de México. El pueblo de la capital, cansado de tantos gobiernos y guerras, recibió con flores y cantos a la joven pareja. Pero pronto los problemas surgieron: Maximiliano, de ideas más liberales, chocaba con el grupo conservador que lo había traído. Los franceses querían imponerle condiciones y cobrarse todos los gastos que costaba su apoyo.
Maximiliano no tuvo más remedio que aceptar lo que Napoleón III, emperador
de Francia, exigía: el retiro de las tropas francesas y el pago de las deudas.
El emperador perdió, poco a poco, todo apoyo. Intentó mejorar el gobierno,
alentó el estudio de los monumentos arqueológicos e históricos mexicanos, embelleció
la ciudad de México y abrió la Calzada del Emperador, ahora conocida como Paseo
de la Reforma. Pero nada impidió la caída del Imperio. Pronto, sólo quedaron
leales al emperador los generales mexicanos Miguel Miramón, Tomás Mejía y Leonardo
Márquez. Con ellos se estableció en Querétaro al mando del ejército imperial.
El ejército liberal atacó y derrotó a sus tropas. El emperador y los que lo
rodeaban cayeron en manos del ejército liberal.
Fusilamiento de Maximiliano (1867). |
Miramón, Maximiliano y Mejía fueron fusilados al pie del Cerro de las Campanas a las siete de la mañana del 19 de junio de 1867. Volvía a triunfar la República liberal.