Archivo Casasola
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El ferrocarril fue utilizado
para transportar tropas a gran
velocidad. |
Las revoluciones no las origina un solo hombre sino un pueblo entero cansado
de padecer injusticias. Pero puede suceder que una persona encienda la mecha
de la revolución y el conflicto se extienda como reguero de pólvora. Esto fue
lo que sucedió en el México de 1910 cuando un hacendado del norte, Francisco
I. Madero, exigió que se respetara el voto y que los presidentes no pudieran
reelegirse.
En una entrevista con un periodista de Estados Unidos, Porfirio Díaz había
asegurado que se harían elecciones libres y que dejaría la presidencia. Madero
creyó en sus palabras y organizó un partido para ganar pacíficamente esas elecciones.
Sin embargo, Díaz lo encarceló y ocupó por séptima vez la presidencia. Cuando
Madero logró escapar hizo un llamamiento a todos los mexicanos para que tomaran
las armas en contra de la dictadura. Zapata y Villa, dos jefes guerrilleros,
se unieron a los maderistas; con su ayuda el ejército porfiriano fue derrotado.
Díaz renunció y salió a Francia para no regresar jamás. Al poco tiempo, Madero
fue elegido presidente.
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Entrada de Madero a la ciudad de México.
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Emiliano Zapata, jefe guerrillero del sur, decidió no abandonar las armas hasta
que Madero entregara a los campesinos la tierra que había pertenecido a sus
antepasados. Como esto no ocurría, a fines de 1911 Zapata publicó el Plan de
Ayala, un documento en que llamaba a los campesinos a recuperar sus tierras.
El mismo Zapata empezó a repartir haciendas que quitaba a los terratenientes.
Los campesinos del estado de Morelos le tenían tanta confianza que le ayudaban
en sus campañas, con una entrega que ningún otro jefe de la revolución pudo
lograr.
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Los estadounidenses ofrecieron recompensa
por la captura
de Pancho Villa. |
Francisco Villa organizó un ejército popular con mineros, peones, vaqueros y bandidos de la zona norte del país. Su astucia como militar la desarrolló desde que era un joven peón perseguido por la policía. Villa se incorporó a la lucha en apoyo a la rebelión maderista y luego simpatizó con las ideas de Zapata. Supo aprovechar los ferrocarriles para transportar tropas a gran velocidad; contaba además con un ágil cuerpo de caballería y era experto en dirigir ataques nocturnos. Mucha gente se le unió porque repartía dinero a los campesinos.
En 1913 Madero fué asesinado por traición de uno de sus generales, Victoriano
Huerta, que contaba con el apoyo de Estados Unidos y de los grandes hacendados
mexicanos. La presencia de Huerta en la presidencia significaba volver a los
tiempos de la dictadura, lo cual provocó que todas las fuerzas revolucionarias
combatieran en su contra: Zapata por una parte; Villa y Venustiano Carranza
por la otra.
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Madero es hecho prisionero.
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El general Venustiano Carranza era un rico terrateniente que primero colaboró
con Díaz y luego con Madero. Siendo gobernador de Coahuila se levantó en contra
de Huerta y lo desconoció como presidente. Formó un gobierno en que quedó como
presidente provisional, en espera de que se realizaran elecciones; a su vez
organizó el ejército constitucionalista llamado así porque defendía la Constitución.
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Huerta y el embajador de Estados Unidos. |
Como Huerta empezó a favorecer a los inversionistas ingleses, Estados Unidos
le retiró su apoyo y decidió quitarlo del gobierno. En 1914 desembarcaron marinos
estadounidenses en Veracruz. Los funcionarios y los soldados de Huerta abandonaron
el puerto, de manera que la población civil se aprontó a resistir valientemente
al invasor. Carranza, por su parte, no aceptó el supuesto apoyo militar que
los extranjeros le brindaban para derrocar a Huerta y lanzó un llamamiento para
que todos los mexicanos rechazaran la invasión.
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Desfile de tropas estadounidenses en Veracruz.
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En la capital de la República se organizaron gigantescas manifestaciones de
repudio a la intervención; Huerta fue derrotado por los constitucionalistas
y huyó a Europa. A raiz de esto, los estadounidenses se retiraron del país;
quedó hacia ellos un desprecio muy profundo, como nos lo muestran los corridos
populares de la época:
Si ellos son muy poderosos
en armas y municiones,
nosotros tenemos piedras
y muchísimos calzones.
Las fuerzas revolucionarias se reunieron ese mismo año de 1914, en Aguascalientes,
en una junta llamada Convención para terminar la lucha. Zapata y Villa pedían
que de inmediato se repartieran las tierras y se mejoraran las condiciones de
vida de los obreros; por su parte, Carranza insistía en que primero se
hicieran leyes. El caso es que no hubo acuerdo y comenzaron a pelear entre ellos.
Poco a poco, el ejército constitucionalista comandado por Carranza fue acabando
con los ejércitos guerrilleros a los que calificaba como bandas de asaltantes
que no respetaban ley o autoridad. En esta época Carranza dio armas a los obreros
para que le ayudaran a derrotar a los campesinos. Varios dirigentes obreros
no quisieron seguirlo y se unieron a los zapatistas.
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Enfrentamiento entre zapatistas y constitucionalistas. |
La revolución significó un largo periodo de hambre y temor para la mayoría
de los mexicanos. En el campo, donde vivían las tres cuartas partes de
la población, la guerra fue una lucha aún más cruel y dolorosa. Las mujeres
soldaderas y los niños participaron unas veces con las armas en la mano, metidos
en la bola; otras, apoyando a los combatientes para darles de comer o cuidar
sus heridas.
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Muchos niños sirvieron como correos,
espías y soldados durante
la revolución. |
En 1916 los obreros de la ciudad de México se pusieron en huelga para demandar
mejores salarios. Pensaban que por haber contribuido al triunfo militar de Carranza,
éste los apoyaría; no fue así, y el ejército impidió violentamente la huelga.
Aunque los campesinos y los obreros habían sufrido serias derrotas por parte
de los constitucionalistas, siguieron exigiendo sus derechos. Muchas de sus
peticiones se incluyeron en la nueva Constitución promulgada en 1917.
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Huelga de trabajadores en la ciudad de México.
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Ese año, Carranza fue elegido presidente; sin embargo, la situación del pueblo
no mejoró gran cosa y surgieron nuevas divisiones entre los constitucionalistas.
En 1920 el general Álvaro Obregón desconoció a Carranza y obtuvo el apoyo del
ejército que se rebeló contra el presidente. Éste trató de huir hacia Veracruz
y en el camino fue asesinado. De la misma manera, un año antes las fuerzas gubernamentales
mataron a traición al dirigente más importante del movimiento agrarista, Emiliano
Zapata.
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El general Alvaro Obregón. |
En 1920 la revolución armada había llegado a su fin, con un costo de un millón de vidas. Apoyado por los obreros, Obregón fue elegido presidente y comenzó a realizar el proyecto de los constitucionalistas que pretendía construir una nación moderna e industrializada como Estados Unidos. Para evitar nuevos conflictos repartió parte de las tierras a los campesinos, mejoró la situación de los obreros e impulsó la educación popular.
Con Obregón colaboraron hombres capaces y prácticos como José Vasconcelos
que fundó la Secretaría de Educación Pública, de la que fue ministro. Durante
este gobierno se entusiasmó a los maestros para que fueran a los pueblos más
apartados, a lomo de mula, a enseñar a leer y escribir a niños y adultos. Se
publicaron libros para ellos, se fundaron bibliotecas públicas y se establecieron
nuevas escuelas.
También se llamó a magníficos pintores para que decoraran los
edificios públicos con gigantescas pinturas murales donde se representaban la
vida y las luchas del pueblo mexicano.
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La trinchera.
Mural de José Clemente Orozco.
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Terminado el gobierno de Obregón en 1924 se realizaron nuevas elecciones, y
Plutarco Elías Calles se encargó de la presidencia. Anteriormente, Calles había
sido militar revolucionario y participado en los gobiernos de Carranza y Obregón.
Calles y los miembros de su gabinete se propusieron desarrollar la economía;
para ello se amplió la red de caminos y carreteras, se construyeron presas y
canales de riego y se mejoraron las instalaciones para producir electricidad.
Para contar con recursos se fundó el Banco de México. También se permitió que
los extranjeros continuaran administrando las empresas de ferrocarriles y explotando
los campos petroleros. Con los impuestos que pagaban las empresas extranjeras
se obtuvo parte del dinero necesario para realizar las obras, pero el país no
logró su independencia económica.
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El presidente Plutarco Elías Calles.
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Los nuevos billetes emitidos por el Banco de México.
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El número de escuelas aumentó en esta época, sobre todo en el campo, donde
había maestros que no sólo enseñaban las letras sino también cómo perfeccionar los cultivos
y cuidar la salud.
Cuando al fin parecía haber paz, las viejas fuerzas empezaron a crear conflictos.
Las autoridades eclesiásticas, que bajo la dictadura de Díaz habían obtenido
privilegios especiales, se encontraban descontentas por los cambios revolucionarios
y criticaron públicamente artículos de la Constitución. En respuesta, en 1926
el gobierno cerró las escuelas religiosas y expulsó a sacerdotes extranjeros.
El asunto no paró ahí, la Iglesia dejó de realizar ceremonias en los templos
y provocó el descontento de los campesinos que sintieron que se atacaba su religión.
Varias regiones del país se levantaron en armas y fueron combatidas por el ejército.
A esta lucha en que perdieron la vida míles de mexicanos más se le llamó guerra
cristera.
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Cuando finalizaba el gobierno de Calles, en 1928, Obregón presentó nuevamente
su candidatura a la presidencia. Ganó las elecciones pero fue asesinado por
un hombre descontento con el gobierno por el conflicto religioso. Comenzó entonces
un periodo en que Calles tuvo gran influencia sobre los tres presidentes que
le siguieron. El primero de ellos fue Emilio Portes Gil, un ingeniero que realizó
la idea de Calles de fundar un partido que agrupara a las fuerzas revolucionarias
para evitar peleas y divisiones: el Partido Nacional Revolucionario (PNR), que
actualmente se conoce como Partido Revolucionario Institucional (PRI). Luego
siguieron Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez, que resultaron gobernantes
bastante incapaces y que fomentaron la corrupción entre los funcionarios públicos.
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Los que se enriquecieron con la Revolución
construyeron grandes
mansiones. |
Nuevamente se vieron en la ciudad pretenciosas construcciones como en la época
de Díaz. El descontento volvió a extenderse y se temió un nuevo conflicto armado
general. El Partido Nacional Revolucionario postuló entonces, como candidato
a la presidencia, a un hombre honrado que contaba con el respeto y la confianza
de sus compatriotas. Este hombre fue el general Lázaro Cárdenas.
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El joven Lázaro Cárdenas. |
Cárdenas triunfó en las elecciones de 1934 y, como primera medida de gobierno,
cambió la residencia presidencial del Castillo de Chapultepec a una casa en
Los Pinos. El Castillo, que había sido habitación del emperador Maximiliano,
de Porfirio Díaz y de otros presidentes, se convirtió en Museo Nacional de Historia.
Durante el cardenismo, de 1934 a 1940, se duplicó el número de escuelas, se
crearon bibliotecas y se editaron libros de texto gratuitos para niños y para
trabajadores. Asimismo, se fundaron el Instituto Nacional de Antropologia e
Historia y el Instituto Politécnico Nacional. Este último se creó con el propósito
de que los hijos de los trabajadores cursaran estudios superiores para aprender
a resolver los problemas del país.
Para promover el desarrollo rural, se repartieron millones de hectáreas de tierra fértil, se establecieron bancos para dar crédito a los campesinos y se multiplicó el número de presas y canales de riego. A Calles no le parecieron estas medidas y quiso seguir interviniendo en los asuntos de gobierno, por lo cual fue expulsado del país.
Cuando las compañías extranjeras, que explotaban el petróleo mexicano, se negaron a aumentar el sueldo a sus trabajadores, éstos se pusieron en huelga. El gobierno los apoyó, revisó las cuentas de esas empresas y descubrió que hacían trampa para robarle al país y a los trabajadores. Las compañías fueron expropiadas y mediante un pago pasaron a manos de los mexicanos.
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El presidente Cárdenas anunció por la radio la expropiación |
Esta medida ocasionó muchos conflictos con los empresarios extranjeros, pero
el pueblo mexicano apoyó al gobierno y contribuyó con lo que pudo para pagar
la deuda. También los ferrocarriles pasaron a ser propiedad de la nación.
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El pueblo contribuyó a pagar los gastos
de la expropiación
petrolera. |
Aunque
el cardenismo no pudo resolver muchos de los problemas económicos de México,
con las expropiaciones se dio un paso muy importante para el desarrollo futuro
del país.
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Gran manifestación
en apoyo de la expropiación.
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