Este libro está dedicado a niños que, como tú, se interesan en conocer el medio en el que viven, así como los diferentes paisajes que hay en nuestro país.
¿Conoces bien la vegetación y los animales de tu comunidad?
¿Crees que las plantas que viven ahí crezcan en otro lugar y que el clima del sitio donde vives sea igual en otro lado?
Es importante que sepas que no todas las regiones son iguales. Por ejemplo, al norte de la República Mexicana hay grandes porciones de tierra en las que domina un clima caluroso y seco, donde habitan plantas y animales que quizá te resulten extraños.
Una región con estas características es un desierto. En él viven animales que deben soportar el calor intenso y la escasez de agua, porque en el desierto casi no llueve.
¿Te interesa saber más sobre el desierto? ¿Conocer los animales y las plantas que viven ahí? ¿De dónde obtienen agua?
Recorre las páginas de este libro y descubre las maravillas que nos brinda el ecosistema del desierto, mismas que deben ser aprovechadas con cuidado para no dañar a los seres vivos que lo habitan.
¿Recuerdas el día más caluroso en tu comunidad? Seguramente sudaste mucho y te dio sed.
Si te acuerdas bien de aquel día, puedes imaginar un lugar donde el calor es más fuerte. Un sitio con pocas plantas y casi ningún árbol para darte sombra.
Un lugar donde el cielo es muy claro y sin nubes, donde sólo se escucha el sonido del viento.
¿Crees que viva gente en un lugar así? ¿Habrá muchos sitios como éste en nuestro país?
Un paisaje como el que imaginaste se llama desierto. El desierto es un lugar con poca agua, porque no llueve seguido. Además, los rayos del sol son más intensos que en cualquier otro sitio.
El clima del desierto es extremoso: esto quiere decir que en el día hace muchísimo calor, pues casi no hay humedad ni nubes, y por la noche el frío es tan fuerte, que para soportarlo necesitarías varias cobijas.
Durante el día el aire es caliente y seco. Algunas veces se producen ventarrones que levantan la tierra del suelo.
Las plantas del desierto crecen lejos unas de otras y la mayoría de los animales salen a comer durante la tarde y noche para evitar el calor.
En México hay dos grandes desiertos que están en el norte del país. Éstos son el Sonorense y el Chihuahuense.
El Sonorense abarca los estados de Baja California, Baja California Sur, Sonora y una parte del estado de Sinaloa.
El desierto Chihuahuense se ubica en los estados de Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí y porciones de los estados de Durango, Nuevo León e Hidalgo.
Este desierto se localiza entre la Sierra Madre Occidental y la Sierra Madre Oriental.
Lugares como la selva o el bosque son muy húmedos, pero el desierto tiene poca humedad.
Sobre las montañas hace más frío que en las partes bajas. Por eso cuando el aire sube se enfría y con él la humedad que contiene. De esta manera se forman las nubes y llueve.
¿Y qué pasa del otro lado de la montaña?
El aire que llega a la parte trasera de la montaña tiene tan poca humedad que es difícil que llueva.
A causa de la poca lluvia nacieron algunos desiertos. Otros se formaron por estar lejos del mar.
En cualquier ecosistema el agua es necesaria para la vida, pero en el desierto es más importante debido a que es difícil encontrarla.
Algunas veces, el agua de lluvia pasa por varias de las capas que forman el suelo y se queda en una de ellas.
Así se forma un depósito de agua y la gente hace pozos para poder tomarla.
Otra forma en que se encuentra el agua es en ríos y arroyos. Éstos arrastran parte de la lluvia que cae en el desierto.
Pero la lluvia no es frecuente. Sucede únicamente en el verano o, como en el caso del desierto Sonorense, también en el invierno.
Además, las lluvias en el desierto se caracterizan por ser muy fuertes y de poca duración.
Otras fuentes de agua son las llamadas ciénegas, sitios que se forman cuando un río corre por debajo de la tierra y sale a la superficie en lugares donde el terreno es más bajo.
Además de las ciénegas hay ojos de agua, que son brotes pequeños.También hay charcos que se forman en lugares rocosos, donde el agua permanece por poco tiempo. A estos lugares se les llama tinajas.
Todos estos sitios son muy importantes, pues de ellos la gente y los animales obtienen agua.
Para vivir en el desierto los animales y las plantas han tenido que adaptarse de diversas maneras al clima.
Las plantas que viven en el desierto son muy distintas de las que crecen en otros lugares. En este ecosistema habitan las plantas anuales y perennes.
Las plantas anuales crecen cada año durante la época de lluvias. Esto sucede porque sus semillas permanecen en el suelo hasta que la lluvia las hace florecer.
Tres o cuatro días después de haber florecido, las plantas anuales dejan su semilla dormida hasta el siguiente periodo de lluvias.
Algunas plantas anuales son el lupino, el lirio del desierto, la gatuña y el tepari, que es un frijol silvestre.
Aunque viven poco tiempo, cuando florecen iluminan de colores el árido paisaje del desierto.
Las plantas perennes son aquellas que siempre están verdes, entre ellas encontramos cactus, árboles y arbustos.
Los cactus, como el sahuaro, el cardón, la senita, la pitahaya, la biznaga y el nopal, son plantas muy especiales, porque tienen raíces muy extensas y cercanas a la superficie para absorber la mayor cantidad de agua posible.
Los cactus guardan en su cuerpo toda el agua que toman, al igual que los magueyes y los cirios. El agua almacenada hace que estas plantas se hinchen, por eso parece que están muy gorditas.
En el desierto también hay árboles, como el palo fierro, el palo verde, el mezquite y el torote.
El palo fierro y el mezquite viven cerca de los arroyos. Sus raíces son muy profundas y con ellas pueden tomar agua cuando no hay cerca de la superficie.
Algunos árboles y arbustos, como la gobernadora, la rama blanca y la jojoba, tienen hojas muy pequeñas, distintas a las que tienen las plantas en la selva o en el bosque.
No sólo las plantas soportan el clima extremoso, también los animales han logrado adaptarse a los días con terrible calor y a las noches en que casi podrían congelarse.
La mayoría de los animales del desierto se alimentan por la tarde y noche, cuando los rayos del sol ya no calientan el suelo.
Esta costumbre la tienen las codornices, los correcaminos, los halcones, las lechuzas, los gorriones, los cuervos, los coyotes, los murciélagos, los zopilotes, los linces, las tuzas y las ratas canguro.
Los animales, como las plantas, necesitan agua para vivir, pero en el desierto es difícil encontrarla.
Por eso, algunos animales obtienen agua de las presas que cazan y otros de las plantas que consumen. Si recuerdas, hay plantas que guardan agua en su interior y también todos los animales tienen este líquido en su cuerpo.
Algunos animales buscan un sitio para protegerse del clima y de sus depredadores. A estos lugares se les llama madrigueras y se encuentran en el suelo, bajo las rocas o en los cactus, como la madriguera de la lechuza.
Ciertos insectos tienen madrigueras en forma de túneles, como es el caso de arañas, escarabajos y hormigas. Hay otros que no tienen casa fija y vuelan por el desierto, como las mariposas y las palomillas.
Estos minúsculos animales buscan alimento en las plantas. Al tocarlas, sus semillas se les pegan a las patas. Así, las semillas viajan con ellos por el desierto.
Si las condiciones del clima lo permiten, las semillas crecerán en otro sitio y darán origen a nuevas plantas.
Los insectos también sirven de alimento a las aves, a los reptiles como la iguana y a ciertos mamíferos, por ejemplo los murciélagos.
Por eso es importante la época de mayor vegetación, pues la población de insectos aumenta y por lo tanto hay más comida para el resto de los animales.
En el desierto no sólo hay mamíferos, aves e insectos. Aunque no lo creas, existen peces y ranas, así como camarones y caracoles pequeños.
Los peces de este ecosistema son los pupos o perritos del desierto, que viven en agua muy caliente e incluso más salada que la del mar.
También encontramos víboras de cascabel, camaleones y tortugas del desierto, que integran el grupo de los reptiles.
Éstos comen plantas e insectos, aunque las víboras de cascabel cazan ratones y otros seres pequeños.
Otros habitantes del desierto son el jabalí, el venado bura, el venado cola blanca, el berrendo y el borrego cimarrón, que son herbívoros, es decir, que comen plantas.
Por desgracia, el hombre ha acabado casi por completo con el borrego cimarrón, que vive en las montañas del desierto, y con el berrendo, habitante de los pastizales.
Ahora que ya conoces a los animales y a las plantas del desierto, trata de hacer una cadena alimenticia. Indica quién se come a quién. Solución
Debido a que el clima del desierto es extremoso y el agua escasa, quizá piensas que ahí no puede vivir gente. Sin embargo, desde hace muchos siglos varias culturas han vivido en el desierto.
Las culturas que desde la antigüedad han sobrevivido en el desierto son los egipcios y los árabes, al igual que varias tribus africanas.
En México hay grupos indígenas que habitan en los desiertos desde hace mucho tiempo. En Sonora viven seris, pimas, mayos, pápagos y yaquis, mientras que en Baja California habitan los kiliwas y los cochimíes.
Para sobrevivir en el desierto los hombres han aprendido a utilizar las plantas y los animales que ahí viven.
Como ejemplo tenemos a los seris, que recolectan los frutos del cardo, la pitahaya, la senita, el sahuaro y la choya para alimentarse.
Hace años también utilizaban el mezquite y las choyas para preparar bebidas.
También emplean las plantas para curar enfermedades y para construir sus casas.
Con el ocotillo, el carrizo y las ramas de torote dan forma a sus viviendas. Con el carrizo seco hacen balsas y el torote lo usan para elaborar las cestas de los alimentos.
Entre las plantas que los seris conocen hay una que nunca tocan, pues la consideran mágica: el cirio. Una de las leyendas seris cuenta el porqué esta tribu no se acerca a esa planta.
Hace muchísimo tiempo, los seris eran hombres y mujeres gigantes que habitaban el desierto.
El dios de estos gigantes los sometió a una prueba: tenían que cabalgar y cazar sobre la tierra.
Los gigantes no montaron a caballo ni cazaron, pero lograron pescar. Sus habilidades les permitían el control del mar, por lo que se establecieron cerca de la costa.
El lugar donde vivían era un territorio plano, sin cerros, por eso el terreno se inundaba con frecuencia. Entonces el dios de los seris decidió formar las montañas para proteger a la gente del agua.
Un día, hubo una gran inundación. Los gigantes huyeron hacia las montañas pero el agua los alcanzó y quedaron convertidos en cirios enormes.
Desde entonces se cree que los cirios sólo crecen en las montañas.
Los seris aprendieron a respetar el desierto y a vivir en él, pero el resto de los hombres siempre ha tratado de transformarlo, utilizando el terreno para el pastoreo y la agricultura.
Los ganaderos, por ejemplo, aprovechan las plantas del desierto para alimentar a su ganado, sin tomar en cuenta que algunos animales, como las cabras, arrancan las plantas desde la raíz. De esta forma se impide que vuelvan a crecer.
Además, los agricultores siembran en el desierto y usan el agua de los pozos para regar sus parcelas, acabando con el preciado líquido en poco tiempo.
Cuando se cultiva cerca de las ciénegas las plantas que ahí crecen y sirven de alimento a algunos animales desaparecen.
Las plantas que se cultivan en este ecosistema y que no pertenecen a él absorben una mayor cantidad de agua, lo que a la larga provoca el desgaste y la esterilidad de la tierra.
Es importante recordar que el uso inadecuado de la tierra para la siembra y el pastoreo provoca que las zonas fértiles se vuelvan áridas e improductivas.
Imagínate qué pasaría si ya no crecieran las plantas que hay en tu comunidad. ¿Qué comerían los animales que habitan en el mismo medio que tú?
Para evitar que las acciones del hombre dañen al desierto, es necesario que la gente conozca los recursos que en él se encuentran y no abuse de ellos.
Si empleamos de manera cuidadosa los importantes recursos del desierto, evitaremos el deterioro de este maravilloso ecosistema.
Aquí te presentamos la solución a la cadena alimenticia.