Las mentiras


Dicen que las mentiras son una mala costumbre. ¿Será? La verdad es que son muy divertidas, como las de estos versos que nos contó un día doña María del Refugio Verdín, en el rancho de San Sebastián El Álamo, municipio de Encarnación de Díaz.


 

Yo iba por un caminito
y me encontré un duraznito
cargadito de guayabas.
Le tiré muchas pedradas
y cayeron tejocotes.
Vino el dueño de las uvas
me aventó un zapatazo.
¡Jesús, María y José!,
me pegaron en un pie,
me amarraron las muelas.
Renuncio a las ciruelas
que ni siquiera probé.





Al ilustrador también le gustan las mentiras y dibujó éstas. Por qué no te juntas con tus amigos y que cada quién diga una frase bien mentirosa de lo que les sugiera la ilustración. Así, de uno en uno, completen una historia de mentiras. A ver quién echa la más larga.