¡Adivina con el cuerpo!


Son dos ramas,
sobre las ramas está una peña,
sobre esa peña hay dos ramas delgadas,
sobre esas ramas está un tronco,
sobre el tronco está una cueva,
sobre esa cueva hay dos hornos,
sobre esos hornos están dos luces,
sobre las luces está un potrero
y sobre el potrero está el ganado.



Una vieja larga y fea
que con nada se mantiene,
todo tiene menos carne,
porque su carne soy yo
de la que su cuerpo tiene.

 

Vivo era,
muerto es;
sirve como vivo
y anda con los pies.











En el llano de Elías,
corrías, corrías
y, entre más corrías,
menos alcanzabas
lo que tú querías.

A que no lo adivinas.





En una cuevita,
tengo una tablita
que en secas y aguas
está mojadita.




 

¿Qué es, qué es,
que te llega y no lo ves?

¿Por qué no le inventas una adivinanza a tus pies, tus manos o a tus ojos? Dísela a tus amigos a ver si adivinan.




El cuerpo humano
La sombra
El huarache
El resuello o el aliento
La lengua
El sueño