No lloro porque te vas,
no lloro porque te alejas,
lloro porque te marchas
y ni siquiera te quejas.
El anillo que me diste
fue de vidrio y se rompió;
el amor que me tuviste
fue poquito y se acabó.
Me retiro de tu huerto
por no darte qué sentir.
Han dicho lo que no es cierto,
que lo acaben de decir,
ya no le lloren al muerto
al cabo no ha de revivir.
Cuando pases por mi
casa
pisa bien y no resbales,
fíjate en otras mujeres
que para mí ya no vales.
Árboles de la alameda,
chiquitos pero floreando,
aunque tus brazos me desprecien
otros me están esperando.