Que feo...


Señoras, no soy tan feo:
lo que tengo es mal cuidado.
Dénme caldo de gallina
pa´ ponerme colorado.






Desde aquí te estoy mirando
recargado en el potrero:
para qué te necesito,
lagartijo chirrionero.






 

Cuando te digan chaparro,
chaparro por estatura,
recuerda que el perfume caro
siempre viene en miniatura.




 

Mi verso no te engaña,
mi verso no tiene fin,
tienes cachetes de iguana
y pelo de tacuazín.

En la esquina de mi patio
tengo un pedazo de ocote
para acordarme de ti,
que pareces guajolote.





 

Para las muchachas bonitas,
una corona imperial;
para las viejitas revoltosas,
una penca de nopal.