En algunas partes de México le llaman barzón al cuero que
está amarrado al palo con el que el campesino dirige la yunta de animales,
para abrir surco y sembrar.
Los hombres del campo, viendo lo necesario que es ese pedazo de cuero
para sus labores, le compusieron esta canción: |
El barzón |
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Esas tierras del Rincón
las sembré con un buey pando,
se me reventó el barzón
y sigue la yunta andando.
Cuando llegué a media tierra,
el arado iba enterrado,
se enterró hasta la telera,
el timón se iba doblando,
el barzón se iba trozando,
el yugo se iba pandeando,
el sembrador me iba hablando,
yo le dije al sembrador:
no me hables cuando ande arando
Se me reventó el barzón
y sigue la yunta andando.
Cuando salí a la otra orilla,
la tierra estaba pesada,
me decía mi prenda amada,
métase para adentrito,
no se vaya usté a mojar,
no se vaya usté a resfriar,
ni se vaya usté a morir,
para mi mayor sentir,
no me vaya usté a dejar
con el chiquito en los brazos,
pobrecito, está llorando,
mírelo, que está mamando.
Se me reventó el barzón
y sigue la yunta andando. |
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Cuando acabé de pizcar,
vino el rico y lo partió,
todo mi maíz se llevó,
ni pa' comer me dejó,
me presenta aquí la cuenta:
Aquí debes veinte pesos
de la renta de unos bueyes,
cinco pesos de magueyes,
tres pesos de unas coyundas,
cinco pesos de unas tunas,
tres pesos de no sé qué,
pero todo está en la cuenta,
a más de los veinte reales
que sacaste de la tienda.
Con todo el maíz que te toca
no le pagas a la hacienda.
Ahora vete a trabajar
pa' que sigas abonando.
Nomás me quedé pensando,
haciendo un cigarro de hoja:
¡qué patrón tan sinvergüenza,
todo el maíz se llevó
para su maldita troje!
Se me reventó el barzón
y sigue la yunta andando.
Anónimo. |