Cuando el zorro probó las tunas


El zorro encontró al conejo sentado sobre un nopal, comiendo tunas.

—¡Vaya, no me lo esperaba! —exclamó el zorro sin disimular su alegría. Ya tengo asegurado mi almuerzo.

—¿Qué te hice, hermano, para que vengas con esa amenaza? —contestó el conejo.

—No es amenaza. Apenas bajes de ahí te voy a comer, por las veces que me has engañado.

—Entonces tendrás que esperar un poco, hermano. Estas tunas están muy sabrosas y, por ahora, no pienso bajarme —dijo el conejo y peló otra tuna.

Al zorro se le hacía agua la boca.

—Nunca había comido esa fruta, pero parece ser cosa buena. ¿Son en verdad muy sabrosas? —quiso asegurarse el zorro.

—Claro, hermano. No sabes lo que te pierdes.

 
 

—¿Me podrías dar una para probar?

 
 

—Por supuesto, hermano zorro —dijo el conejo, deseoso de obtener su perdón.

Peló otra tuna y le dijo:

—Aquí está, hermano. Abre la boca.

El zorro se sentó sobre sus patas y abrió grande la boca. El conejo estiró la mano y soltó en ella la tuna. Al zorro le pareció un manjar. Mientras la saboreaba, se distrajo del conejo.

El conejo cortó otra tuna y fingió que la pelaba, arrojando al suelo una cáscara que había quedado sobre el nopal. Cuando el zorro dirigió de nuevo los ojos hacia él, le dijo:

—Aquí te tengo otra, hermano zorro.

—Bueno, dámela —mandó el zorro, dispuesto a darse una buena panzada con esas frutas y después comerse al conejo.

 
 
 
 
 
 
 
 
 

Abrió grande la boca y el conejo arrojó con fuerza esa tuna con espinas, que fue a encajarse en la garganta del zorro. Éste se puso a gritar y luego a revolcarse.

El conejo aprovechó para brincar del nopal y salir corriendo.

Hasta la noche estuvo el zorro quitándose las espinas de la garganta y se prometió, una vez más, vengarse del conejo. Al día siguiente fue a buscarlo por los campos, pero anduvo mucho sin encontrarlo.

Cuento tradicional mexicano

Tal vez quieras que el cuento del zorro y el conejo no termine.

Bueno, tú puedes inventarle las aventuras que quieras. Escríbelas, dibújalas o cuéntalas a tus amigos como te vayan saliendo.

También puedes invitar a tus compañeros a hacer teatro.

¿Quién será el zorro? ¿Quién hará de conejo?

Consigue un papel grande y dibuja el campo con nopales, tal y como te imaginas el lugar donde se encontraron los personajes de este cuento.

¿Y con qué harán sus máscaras de zorro y de conejo? ¿Con cartón, con hojas, con papel, con trapo...? ¡Con lo que tengan más a la mano!

Ponte de acuerdo con tus amigos, a ver qué tal les queda.