Cuando el zorro probó las tunas |
Por supuesto, hermano zorro dijo el conejo, deseoso de obtener su perdón. Aquí está, hermano. Abre la boca. El zorro se sentó sobre sus patas y abrió grande la boca. El conejo estiró la mano y soltó en ella la tuna. Al zorro le pareció un manjar. Mientras la saboreaba, se distrajo del conejo. El conejo cortó otra tuna y fingió que la pelaba, arrojando al suelo una cáscara que había quedado sobre el nopal. Cuando el zorro dirigió de nuevo los ojos hacia él, le dijo: |
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Abrió grande la boca y el conejo arrojó con fuerza esa tuna con espinas, que fue a encajarse en la garganta del zorro. Éste se puso a gritar y luego a revolcarse. El conejo aprovechó para brincar del nopal y salir corriendo. Hasta la noche estuvo el zorro quitándose las espinas de la garganta y se prometió, una vez más, vengarse del conejo. Al día siguiente fue a buscarlo por los campos, pero anduvo mucho sin encontrarlo.
Tal vez quieras que el cuento del zorro y el conejo no termine. Bueno, tú puedes inventarle las aventuras
que quieras. Escríbelas, dibújalas o cuéntalas a tus amigos como te vayan
saliendo. |
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