Estaba la muerte un día sentada en un arenal, comiendo tortilla fría pa'ver si podía engordar.
Estaba la media muerte sentada en un tecomate, diciéndole a los muchachos: vengan, beban chocolate.
Estaba la muerte seca sentada en un carrizal, comiendo tortilla dura y frijolitos sin sal, sin sal, sin sal...
Anónimo
Seguro que en el lugar donde vives se saben otras calaveras. Puedes escribir algunas.
Dedícalas a alguien que te caiga bien.