El niño, desde que puede pensar, debe pensar en todo lo
que ve, debe padecer por todos los que no pueden vivir con honradez, debe
trabajar porque puedan ser honrados todos los hombres y debe ser un hombre
honrado. El niño que no piensa en lo que sucede a su alrededor y se contenta
con vivir, sin saber si vive honradamente, es como un hombre que vive
del trabajo de un bribón, y está en camino de ser bribón.
Hay hombres que son peores que las bestias, porque las bestias necesitan
ser libres para vivir dichosas: el elefante no quiere tener hijos cuando
vive preso. La llama del Perú se echa en la tierra y se muere, cuando
el indio le habla con rudeza o le pone más carga de la que puede soportar.
El hombre debe ser, por lo menos, tan decoroso como el elefante y como
la llama. En América se vivía, antes de la libertad, como la llama que
tiene mucha carga encima. Era necesario quitarse la carga, o morir.
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