Entonces, ya que llegó al otro lado del mar, se encontró con que había
solamente un pedazo con arena, lo demás era carretera. Volvió a soplar el
viento y la hoja emprendió el vuelo convertida en un hermoso avión, que
se elevó cada vez más y más y más, hasta que llegó al cielo tan azul como
el agua; y desde allá veía a la gente y las cosas tan chiquitas como hormigas.
Entonces, por donde andaba el avión, estaba el niño dueño de la hoja: estaba
muy preocupado por ella porque sabía bien que no era una hoja como todas.
De pronto, la hoja convertida en avión se fue cayendo poco a poco, porque
el aire fue disminuyendo. Hasta que por fin cayó en las manos del niño.
Y él se dijo: "¿Ésta será mi hoja? No creo, porque la mía no está hecha
avión". Y la hoja hecha avión se convierte nuevamente en una hoja. Y el
niño con asombro se dijo: "Es una hoja mágica. Qué feliz soy porque sé que
mi hoja no es una hoja común y corriente, sino una hoja mágica". |