La hoja mágica


Había una vez un niño que iba a la escuela y traía una hoja en sus manos. Entonces, en ese mismo momento, pasó una gran corriente de aire y, como en ese lugar había mar, tuvo que soltar la hoja para taparse los ojos, para que no le entrara la arena. Pero, un poco más allá, la hoja iba volando por el cielo azul. Cuando el aire fue disminuyendo, la hoja cayó en la orilla del mar.

De pronto, la hoja se convirtió en un bonito barco. Y en él viajaban las hormiguitas para ir al otro lado del mar.

 

Entonces, ya que llegó al otro lado del mar, se encontró con que había solamente un pedazo con arena, lo demás era carretera. Volvió a soplar el viento y la hoja emprendió el vuelo convertida en un hermoso avión, que se elevó cada vez más y más y más, hasta que llegó al cielo tan azul como el agua; y desde allá veía a la gente y las cosas tan chiquitas como hormigas. Entonces, por donde andaba el avión, estaba el niño dueño de la hoja: estaba muy preocupado por ella porque sabía bien que no era una hoja como todas. De pronto, la hoja convertida en avión se fue cayendo poco a poco, porque el aire fue disminuyendo. Hasta que por fin cayó en las manos del niño. Y él se dijo: "¿Ésta será mi hoja? No creo, porque la mía no está hecha avión". Y la hoja hecha avión se convierte nuevamente en una hoja. Y el niño con asombro se dijo: "Es una hoja mágica. Qué feliz soy porque sé que mi hoja no es una hoja común y corriente, sino una hoja mágica".

 

Este cuento lo escribió la niña
Alma Karina Rodríguez Quintanilla,
de Monclova, Coahuila.