Leyenda del maízLa historia que vas a leer habla del maíz. Y nos recuerda que es necesario el trabajo de los hombres para cultivarlo. Nos la contó en Chalma, Veracruz, un abuelo que tiene más de ochenta años andando entre milpas. Dicen que antes, hace muchísimos años, los cazadores tenían que pedirle permiso a su jefe para matar cualquier animal. También se dice que una vez, unos hombres fueron a cazar al campo y se encontraron con unas aves que ellos nunca habían visto, ni los toltecas las habían visto, ni los chichimecas, ni los zapotecas, ni los aztecas, ni los mayas. Eran unas aves completamente desconocidas. Antes de intentar flecharlas, fueron a ver al jefe. Señor le dijeron, acabamos de ver unas aves muy raras, que no son de aquí. ¿Las matamos? No, déjenlas dijo el jefe. Yo quiero conocerlas. Y se fue a conocer aquellas aves. Entonces dijo:
Esas aves vienen del paraíso, de un lugar grande, y nos traen alguna semilla. Las aves estaban paradas, quietas. Pero de repente empezaron a vomitar. Vomitaron el maicito, el prieto y el amarillo. Luego los hombres cogieron aquella semilla y la sembraron con mucho cuidado, porque "un grano no se siembra cuatro veces". A la primera tiene que crecer bonito. Cuando las matas empezaron a florear y a dar elotes, los hombres se pusieron muy contentos. Pero después comenzaron a marchitarse, a secarse, y ellos no sabían qué hacer. Entonces las abonaron y las cuidaron para ver si volvían a espigar. Y nada. Total, que se secaron las cañas y las matas cayeron al suelo, y los hombres casi lloraban porque no sabían qué significaba aquello. Entonces agarraron una mazorca, la pelaron y vieron los granos, igualitos a los que ellos habían sembrado. Y desde entonces, los hombres tuvieron el maíz.
Puedes ilustrar la Leyenda del maíz con pedazos de papel, de tela, con hojas, semillas y con cualquier otro material que se te ocurra. Recórtalos y pégalos sobre una hoja de periódico. Trata de completar con tus palabras el siguiente texto, de acuerdo con lo que cuenta la Leyenda del maíz.
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