En la puerta de mi casa...


Así comienzan muchas coplas en las que la continuación puede ser una vacilada, un insulto o una declaración de amor. Como éstas:

En la puerta de mi casa
tengo una barra de hielo,
el que se case conmigo,
se irá derechito al cielo.

Afuera de mi casa
tengo una mata de anís,
si quieres mandarme un beso
yo seré feliz.


 


Utiliza el primer verso y cámbiale los tres últimos, inventa otros o utiliza los que de seguro se saben los ancianos de tu comunidad. Ya verás que es una bonita forma de decir las cosas y quién quita que, a lo mejor, esa niña o niño que te gusta te dedique otra copla.