Pues ya no
le podemos pedir que cante, pero sí podemos realizar un juego de palmadas
con su nombre, como éste que nos enseñaron en Atemajac de Brizuela.
Dos jugadores dan palmadas sencillas al frente, mientras dicen:
Pedro Infante ya murió,
fue estrellado en un avión.
María Luisa le lloró. ¿Cuántas velas le prendieron?
Una, dos, tres, cuatro.
Por la calle veinticuatro
una vieja mató a un gato
con la punta de un zapato.
El zapato se rompió
y la vieja se asustó.
Ya no voy al campo
a cortar flores
porque Pepito
me habla de amores.
Me da la mano,
me cierra los ojos.
Ay, qué Pepito
tan enamorado.
|
|