El encantado del Chiquilichi |
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Al fin, allá a lo lejos, alcanzó a ver su casa. No salía de ella ninguna luz, pero eso no le preocupó porque se imaginó que ya sería muy tarde y todos estarían dormidos. Sin embargo, mientras más se acercaba más rara la veía. Cuando llegó frente a ella, se dio cuenta de que estaba deshabitada y en ruinas. Se sentía tan cansado que, sin desearlo, se quedó dormido entre los escombros. Al día siguiente, en cuanto amaneció, se fue al pueblo a averiguar lo que le había sucedido a su familia. Desde que llegó a las primeras casas le extrañó lo que le rodeaba. Muchísimas cosas del pueblo estaban cambiadas. De pregunta en pregunta se enteró de lo sucedido. |
Todos los miembros de su familia habían muerto hacía muchísimos años. La gente le habló también de un joven que había desaparecido misteriosamente un 2 de febrero, día de la Candelaria. Ese joven, claro está, era él mismo. Entonces se dio cuenta de que las dos horas que pasó dentro de la cueva fueron doscientos años de afuera. No envejeció, su ropa era la misma y ni siquiera sintió hambre. |