Che'chén, X-kulub, X-mudz

 

Hace muchos años, cuando mis antepasados mayas todavía no contaban el tiempo, ocurrió que los árboles y las flores quisieron ser como los hombres y levantando sus ramas y pétalos al cielo, pidieron a Zamná el dios de los mayas:

—Haznos libres como los hombres. Déjanos, como a ellos, correr y hablar, escuchar y saber las cosas.

Así dijo el árbol de che'chén, que tiene resina blanca en sus venas.

—Che'chén dice la verdad, no está bien que toda nuestra vida la pasemos clavados en un mismo lugar hasta secarnos de tristeza.


De esta manera se expresó el arbusto de x-kulub y después de su palabra escuchó la de x-mudz, la flor amarilla que crece junto a los caminos.

—Buen dios, haznos de carne y hueso, danos entendimiento como a

los hombres.

Zamná escuchó la voz de las plantas y decidió darles una oportunidad. Así Che'chén y X-kulub quedaron convertidos en jóvenes fuertes y la flor de X-mudz una hermosa joven de largos cabellos.

Al principio vivían felices con su nueva forma humana, corrían y jugaban de un lado a otro, sabían los nombres de las cosas y entendían los asuntos de la Tierra.

Pero después Che'chén se volvió malo, egoísta y ya no quiso jugar con sus hermanos. Se hizo solitario y en su corazón sólo había rencor para su hermano X-kulub, pues se sentía envidioso de su alegría.

Un día que Che'chén rumiaba su coraje se encontró con X-kulub y discutieron con gran violencia. En un arrebato de furia Che'chén tomó una piedra y aplastó la cabeza de su hermano contra la tierra que les dio la vida.

Luego de ver su obra Che'chén se sintió arrepentido y corrió en busca de X-mudz para contarle la desgracia. Juntos lloraron y pidieron al dios Zamná que les devolviera su antigua forma de árboles y flor.


Compadecido Zamná hizo caer a todos en un profundo sueño del que despertaron convertidos en plantas.

Esto cuentan los ancianos de mi tierra, y dicen que por eso cuando el che'chén toca con su resina pestilente a algún hombre y le quema, siempre está cerca su hermano X-kulub, para curar con sus hojas las heridas, y su hermana X-mudz se apresura para aromar con sus pétalos el camino de los mayas.