Hace muchos años, en estas tierras de El
Mayab, vivieron dos ancianas brujas que buscaban víctimas para hacerles
bromas cada noche. Así, entre sus vecinos, escogían hombres o mujeres
a quienes desnudaban para luego comentarlo y reirse. Hasta que un
día la gente del pueblo no soportó más y les dieron de balazos;
de este modo murieron.
Los habitantes del lugar pensaron que con la muerte de las viejas
brujas los problemas terminarían; ignoraban que éstas habían tenido
una excelente alumna que hasta esos momentos no había empleado ninguna
de sus habilidades, pues llevaba una vida normal
de matrimonio con su marido y una nené.
Esta joven mujer, al enterarse de la muerte de sus maestras brujas,
consideró que era el momento de tomar su lugar.
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