El traje del armadillo

 

¿Sabes por qué los armadillos tienen en su caparazón líneas finas en los extremos y gruesas en el centro? Apuesto a que no. A mí me lo contó un amigo.

Un día Yum K'ax, el Señor del Monte, invitó a todos los animales a una gran fiesta. En la invitación, gritada a los cuatro vientos, se indicaba que todos debían ir vestidos con sus mejores galas.

El wech —así se llama el armadillo en lengua maya— no tenía traje de gala, toda su ropa estaba sucia pues para conseguir su comida debe escarbar en la tierra. Así que decidió estrenar ropa el día de la gran celebración y fue a tomarse medidas con el sastre.

 


Faltaba aún mucho tiempo para el día de la fiesta, así que el sastre, tomando las cosas con calma, empezó a confeccionar el traje del armadillo con puntadas muy pequeñas y finas. Pero a sólo una semana del gran banquete, el sastre se dio cuenta de que al paso que iba jamás terminaría a tiempo el traje del wech. Desesperado empezó a hacer cada vez más grandes las puntadas y en tres días el traje ya casi estaba listo.


Viendo esto y calculando que en tres días acabaría el trabajo, con las mismas puntadas finas del principio terminó un bellísimo caparazón para el armadillo que se fue muy contento a la fiesta del gran Señor del Monte.