¿Qué es esto? pensó asustado nunca había visto tanto
animal junto.
Los pájaros se lanzaron sobre el camión dándole alazos y picotazos, por
lo que Vicente se detuvo en una curva.
¡No lo puedo creer! dijo en voz alta. Salen del fondo
de La Salada.
Los pájaros dejaron de volar y se pararon alrededor del camión hasta volver
aquello una laguna de plumas negras; de La Salada no quedaba un pedacito
blanco. Ni el señor ni los pájaros chillones se movían. Pasaron los minutos
y Vicente sólo atinó a tocar el claxon, pero las aves ni se movieron.
Esto le dio mucho miedo pues pensó que no era natural. De repente un clarín
militar lo sacó de sus pensamientos. Miró a lo lejos sobre los pájaros
y descubrió una enorme nube de polvo. El sonido del clarín se acercaba,
así como una manada de caballos a todo galope; se oían gritos de hombres
como si un ejército cruzara La Salada. Los pájaros empezaron a volar en
todas direcciones, revoloteando y chillando hasta ensordecer a Vicente,
que cayó de rodillas al pie de su camión, muerto de susto sin entender
nada. Pasados unos minutos no quedaban ni pájaros ni ejército ni polvo,
como si todo aquello hubiera sido un mal sueño.
Trató de reponerse de la impresión y, ya calmado, se sentó frente al volante
y encendió el motor para seguir su camino, mas de repente sus ojos se
encontraron con algo desconocido: un animal con alas enormes se precipitaba
sobre el camión.
Al día siguiente, unos hombres que pasaron por ahí lo encontraron con
los ojos bien abiertos, mirando no se sabe qué; tenía las manos aferradas
al volante y el cuerpo frío, cubierto de sal.
Dicen que en La Salada suceden cosas extrañas, ¿quién lo puede asegurar?
|