La señora del cinco |
Hace muchos años, cuando la ciudad de Mexicali no era tan grande y todos se conocían, vivió en el centro una señora que trataba muy mal a sus dos hijos; se la pasaba gritándoles y siempre los tenía encerrados. Con el paso de los años los niños crecieron, se volvieron |
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hombres y encontraron esposa.
Así, la mujer se quedó sola y entonces su conciencia empezó a molestarla;
le dieron remordimientos por la forma en que trató a sus hijos. Como no
podía estar en paz, una tarde decidió visitar al sacerdote. La señora le confesó lo que hizo y el sacerdote la escuchó con atención. Cuando terminó, dijo con seriedad: |
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Sí, padre, así lo haré. Señor, ¿no me regala un cinco? No traigo, pero aquí tiene veinte centavos le ofreció el señor. Gracias, pero yo sólo quiero un cinco contestó y devolvió la moneda. ¡Ya, limosnera y con garrote! le dijo el señor muy ofendido. |
promesa, no le importaba la lluvia o el calor intenso. Tantos meses de esfuerzo quebrantaron su salud, así que poco antes de completar el dinero para realizar su viaje, enfermó gravemente y murió. Una noche de tantas, los perros comenzaron a ladrar sin razón, un viento helado se coló por puertas y ventanas, y una vieja vestida de negro con velo en la cabeza empezó a recorrer las calles solitarias. Señor, ¿no me regala un cinco? pedía aquella mujer. No traigo señora, pero tenga diez centavos. En el momento el viento arrebató el velo a la señora y en lugar de su cara estaba la de una calavera. Del susto, el joven pegó una carrera que no paró hasta llegar a su casa. La noticia de que la señora del cinco se estaba apareciendo corrió como reguero de pólvora, por lo que la gente se dio a la costumbre de cargar sus cincos en la bolsa y otros de plano ya no salieron en las noches, por miedo a que la calavera les pelara el diente. |