Éstos eran un viejito y una viejita muy pobres, diatiro
pobres. No tenían dinero ni para comprar comida. Un día el viejito se fue
a buscar trabajo y cuando regresó traía bastante dinero. Entonces le dijo
a la viejita:
Este dinero lo queremos pa'l tiempo duro. Y lo guardaron en el
fondo de una petaquilla. En eso estaba oyéndolos un chamaco ratero muy
listo, y en cuanto el viejecito salió de la casa, el muchacho entró y
le dijo a la viejecita:
Yo soy Tiempo Duro, y vengo por mi dinero.
Cuando el esposo regresó, ya bastante tranquilo pensando en su dinerito,
la esposa le va saliendo con que:
Fíjate, viejo, que vino el Tiempo Duro ése, y se llevó todo el
dinero, porque dijo que era de él. |