El noviazgo antiguo


Se dice, pues, que hace muchos años, allá por el siglo pasado, las muchachas y los muchachos no se hacían novios como ahora, tan facilito. No crea, su trabajo les costaba hacerse novios.

Cuando un muchacho le echaba el ojo a una muchacha y la quería para su novia, se iba al monte a rajar una carga de leña de la mejor; la iba escogiendo que estuviera bien seca, ardedora, gruesa, no barañitas; hacía con ella un tercio grande y bajaba a dejarlo en la puerta de la casa de la muchacha. Allí quedaba la leña todo el día, y si la muchacha pasaba la leña pa'dentro de la casa, era que sí lo quería, y ya quedaban de novios. Esa era la señal.

Pero si la muchacha no cogía ningún leño, el muchacho tenía que ir a recoger el tercio y llevarlo, casa por casa, hasta encontrar a una muchacha que sí lo quisiera.

Y luego, cuando ya eran novios, él tenía que hacer un yugo y un arado; eso era para demostrar que sabía cumplir con sus deberes.

La muchacha tenía la obligación de hacer un pantalón y una camisa, para ver que también cumpliría con sus deberes de casada, no que ahora las muchachas se casan sin siquiera saber cocer unos tristes frijoles.

 
 

Recopilador: José Encarnación Chino Camacho.
Informante: Elia Alvarado Palomares.
Comunidad: El Higueral, Mpio. de Arteaga, Michoacán.