Con razón tienen fama de tontos tú y todos los de
tu especie le contestó el asno. Dan la vida en beneficio de
los hombres y no le sacan provecho a sus facultades. Cuando te quieran
amarrar al arado, ¿por qué no das unas cuantas cornadas y unos mugidos
que asusten a los hombres? ¿Por qué no te echas al suelo y te niegas a
caminar? Si sigues mis consejos verás qué bonito te va a ir. Me estarás
agradecido.
Al día siguiente, el labrador fue por el buey para empezar a trabajar.
Sólo que el buey siguió los consejos del asno: dio tremendos mugidos,
se echó, no quiso pararse y amenazó al labrador con cornearlo. El labrador
creyó que el animal estaba enfermo y fue a contarle al ganadero.
El ganadero le dijo que entonces llevara al asno y lo asegurara para
ponerlo a trabajar todo el día. Sin pensarlo dos veces, el labrador
lo hizo. El asno tiró del arado y la carreta todo el día,
y recibió tantos palos y latigazos que cuando volvió a la
cuadra por la noche no podía ni caminar. En cuanto llegó,
el buey se le acercó:
—Gracias por todos los consejos que me diste —le dijo.
El asno se quedó callado, pero pensó: "Yo tengo la
culpa de esto que pasó. Yo vivía muy contento y feliz, pero
ahora, por andar de hablador, el buey es el que goza de la vida. Si no
se me ocurre algo para salir de esta situación, acabaré
perdiendo el pellejo". Medio muerto de cansancio, el asno se dejó
caer en la paja.
—De aquí en adelante —siguió hablando el buey—
siempre voy a hacer lo que me aconsejaste, amigo asno. Fingiré
que voy a dar cornadas a todo el que se arrime.
—Está bien —dijo el asno, y suspiró—
pero te voy a decir lo que oí platicar al amo. Como cree que estás
enfermo y ya no puedes caminar ni trabajar en el campo, te va a vender.
Mañana vendrá un carnicero a comprarte para hacer carnitas
y chicharrones, filetes y bisteces.
El buey, al escuchar eso, dio tremendo mugido. El asno comprendió
que lo que había inventado iba a resultar en su favor. Desde ese
momento estuvo seguro de que las cosas serían igual que antes.
Al día siguiente, ¿quién cree usted que se quedó
descansando todo el día?
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