Entre los animales que habitan las llanuras del Mayab,
se encuentra Balam, el tigrillo.
Balam nació en una cueva y era la adoración de su madre, que lo cuidaba
mucho y le daba todo.
Creció hermoso, fuerte y esbelto y, muy pronto, como tigre que era, quiso
valerse por sí mismo. Cierto día, dijo a su madre:
Quiero salir al mundo, porque ya me siento grande y fuerte.
Mirándolo con ternura, su madre le contestó:
Aún eres joven, y no todo en la vida se logra con fuerza. Es verdad
que puedes defenderte de otros animales parecidos a ti, o huir de ellos
para que no te maten. Pero hay un animal que no conoces. Se llama Ca'dzit
ok, el Dos Pies. A ése, cuando sea necesario, puedes enfrentarlo
con astucia. Pero nunca lo busques.
¿Es grande ese Ca'dzit ok? le preguntó Balam.
De tamaño, no respondió su madre.
Yo lo dominaré afirmó él.
No, hijo; no te acerques insistió ella.
Por fin, una mañana, el pequeño Balam decidió ir en busca de aventuras
y, sin decirle nada a su madre, salió a correr mundo.
Lo cierto es que sólo pensaba en aquel Ca'dzit ok, al que no conocía.
Caminando caminando, se encontró con un venado.
¿Eres tú el Ca'dzit ok? le preguntó.
No constestó el venado yo procuro andar lejos de él
y no quiero encontrármelo.
¡Eres un cobarde! le dijo el tigre, y lo mató de un zarpazo.
Siguió su camino y, en un claro del bosque, se encontró con Kambul, el pájaro
amarillo. ¿Tú eres el Dos Pies? lo interrogó.
No respondió Kambul, no lo soy. ¿Para qué lo buscas?
Para demostrarle que soy muy fuerte y que soy el rey de la astucia
dijo Balam.
Aléjate de él insistió el pájaro; no podrás vencerlo.
Eres débil, Kambul afirmó Balam, y de un zarpazo le dio
muerte.
Continuó andando y, como si estuviera señalado por su destino, vio venir
a otro animal. Era raro y parecía débil; tanto, que tenía que protegerse
con ropa y caminaba lentamente, sin firmeza, porque usaba solamente dos
de sus patas. ¿Eres el Ca'dzit ok? preguntó
el tigrillo.
Sí, Balam, yo soy.
Muy seguro de sí, el felino soltó la carcajada.
¿Y es de ti de quien debo huir? Si de un manazo puedo acabar contigo.
Balam continuó diciendo:
Eres tan débil que debes andar con ese tronco negro de papaya para
abrirte paso en el monte, tienes que cubrirte el cuerpo para que no te
hieran las espinas y ponerte cueros en los pies para no lastimarte.
Y añadió:
De todos modos te voy a matar. Pero voy a darte una última oportunidad.
Escoge la forma en que deseas morir.
Eres valiente y presuntuoso afirmó el Dos Pies, pero
acepto tu reto. Vamos a ponernos espalda con espalda y caminemos diez
pasos. Entonces nos damos la vuelta y atacamos.
Bueno dijo el tigre, así tomo más impulso y caigo con
más fuerza sobre ti.
Entre el verdor límpido del campo, asomaron las cabezas de muchos animales,
testigos del extraño duelo que iban a librar Ca'dzit ok y Balam. A lo lejos,
se escuchaba la algarabía de los pájaros. |