El norte



on Maximiliano Gómez se quita su sombrero y con una mano apunta hacia el monte.

—Por allá atrás hay un potrero... Pues un día que había norte, yo venía a caballo, cuando escuché una habladera como de personas que estuvieran conversando, pero muy fuerte.

Me quedé quieto un rato y luego me fui cubriendo por el monte para ver quienes estaban allí, porque en ese potrero no había ganado ni nada, estaba solo. Pues que empiezo a oír unas carcajadas, pero sabrosas, risas con mucho gusto. Entonces que llego a un clarito del monte y me voy encontrando a unos chamacos con unos sombrerotes: corrían para lo alto del cerro y luego se dejaban caer, ¡ruuu...! gritaban, como si estuvieran en resbaladilla; cuando alguno rodaba o daba maromas, los demás se carcajeaban de él. Me fijé bien en ellos y vi que no eran niños, parecían chamacos pero con cara de maldosos. Me imagino que como había norte y el día estaba muy nublado, pues para ellos era bonito, les agradaba y habían salido a divertirse.