Los versos no siempre hablan de amor o de cosas serias; también nos pueden hacer reír como ocurre con los que vienen a continuación.
Yo me emborraché en tu rancho y me asustaron los chuchos, si no importa que sean bravos lo que importa es que son muchos.
Ah, cuánto chivo pintito se divisa allá en El Plan, unos porque los hicieron y otros porque ya serán.
A las once de la noche cuando el sol reverberaba, un ciego leía un libro con la lámpara apagada.