Cuando yo era chica, en la comunidad no
se hacían fiestas, así que nos íbamos adonde sabíamos que habría
un baile. Nos juntábamos varias muchachas y un grupo de morros,
siempre salíamos como unos quince.
Una de esas veces en que regresábamos de una comunidad cercana,
veníamos enojadas con los muchachos, porque éstos no nos esperaban,
iban adelante caminando solos.
¡Camínenle rápido o aquí las dejamos! nos dijeron y
se adelantaron.
Iban rezongando que estaban cansados y se turnaban para subirse
a papuchi, uno encima de otro.
Luego de un rato, uno de los morros que se encuentra un
animal perdido.
¡Miren... un burro! les dijo.
¡No salimos de ningún apuro! Ojalá cupiéramos todos le
contestó uno.
Por eso no hay problema, nos iremos turnando y así todos
descansaremos aunque sea poquito.
Todos querían subirse, discutían que si primero uno, luego otro...Total
que el burro se echó a caminar muy rápido.
Ya sé dijo uno de los muchachos los primeros
que alcancen al animal serán quienes lo monten.
Así lo hicieron, corrieron tras el burro y conforme llegaban se
trepaban al animal, fueron brincando hasta que todos estuvieron
trepados.
El que subió al último miró que ya iban como doce muchachos y todavía
había lugar para más. |